Alcaraz, sublime: Con 20 años, consiguió en Wimbledon su segundo Grand Slam y sigue siendo N 1 del mundo. Análisis y entretelones del Abierto Británico.

Carlos Alcaraz obtuvo su primer título en Wimbledon -y su segundo de Grand Slam– nada menos que ante Novak Djokovic (el tenista con más Majors en la historia, veintitrés, y que había conquistado los dos ya jugados este año: Australia y Roland Garros).

Por si fuera poco, Djokovic -que arribaba como campeón defensor- hacía una década no conocía la derrota en una definición del Abierto británico (torneo que consiguió en siete oportunidades, apenas una menos que Roger Federer) cuando lo venció el local Andy Murray, quien el domingo pasado observaba el match desde el palco del All England.

O sea, el rival que superó Carlitos Alcaraz en la final 2023, agiganta más su fantástico logro.

Los 36 años de Djokovic, sobreviviente en competencia del Big 3 (que integró con Roger y Rafa) frente al veinteañero Alcaraz, era un condimento para referirse a un duelo generacional; equiparado por el «hambre» de sumar más gloria del primero, y de trepar otro escalón para liderar el tenis planetario que viene del segundo. Una lid que, porque no pensar, tendrá nuevos capítulos en el US Open o en el próximo Major de Australia.

Andy Murray junto a uno de los campeones de dobles Neal Skupski

Más allá del resultado, en este caso, lo que asombra del joven maravilla español es el «desparpajo» con que juega; hay que ver sus últimos dos games de saque de la final para comprender que es único. Cuando cualquier jugador hubiera flaqueado en tal escenario, el murciano apeló a combinaciones de globos, drops, drives chispeantes; un tenis rebosante de winners.

La final que todos esperaban

En el set inicial pareció que toda la presión hubiera bajado desde una nube en el court central de Wimbledon posándose sobre el juvenil español. Cómodo, Djokovic distribuía sus tiros afirmado desde el fondo de la cancha; y no atravesó sobresaltos a excepción del primer game en que Alcaraz puso en aprietos el saque del serbio, que salvó un break con un saque ganador. En menos de media hora Nole estaba 5-0, cerrando el parcial por 6-1. ¿Podrían aparecer los fantasmas del último Roland Garros cuando en semifinales Carlitos frente al mismo adversario quedó atrapado por los calambres?

A esa altura un dato estadístico aparecía impactante, Djokovic estaba 78-0 en Wimbledon después de ganar el primer set.

En el segundo set hubo un fragmento clave cuando llegaron al tie break en el cual Djokovic picó en punta 3-0, y pese a ser alcanzado dispuso de un set point, (aunque con el saque de Alcaraz), pero cometió un error no forzado con un revés que quedó en la red.

Dos pelotas después, Alcaraz tomó la chance y con una devolución fulminante equiparó el match (8-6 el t. break, set iguales). Asimismo, perforaba otra estadística: Djokovic venía de ganar 15 tie break seguidos en Grand Slam.

Lo notable es que promediando esa segunda manga se empezaron a dibujar en el rostro del chaval algunas sonrisas, como si se estuviera divirtiendo, un semblante más relajado, actitud que en su caso suele producir efectos positivos.

Otra instancia crucial sucedió en el tercer set, precisamente en el quinto game que se extendió por ¡27 minutos! (poquito menos de lo que duró todo el primer set), en el cual Alcaraz logró el segundo quiebre del set (tercero del partido) para ponerse 4-1 (hay que tener en cuenta que el serbio había cedido sus games de saque solo tres veces en todo lo que iba del torneo), diferencia que mantuvo para desembocar en un categórico 6-1.

El español quedaba entonces dos sets a uno.

Alcaraz saca, Nole devuelve de revés

Para cualquier otro oponente que no sea Djokovic (o un Rafa Nadal) hubiera sido un mazazo; pero el balcánico puso en juego la experiencia, ajustó a lo máximo su servicio y la concentración para forzar a su rival siempre dispuesto a tomar riesgos.

Al comienzo de ese parcial Djokovic estuvo a punto de perder el saque (levantó un 15-40, evitando el 0-2), pero no solo rescató el game, sino que pronto consiguió un break para colocarse 3-2 y volver a quebrar en el epílogo del cuarto set que volcó en su favor por 6-3.

El quinto set fue una película de suspenso; el más joven pegó primero, en el tercer game consiguió un break con un passing paralelo de revés espectacular.

Este último pareció que pudiera ser el punto de inflexión definitivo; como advirtiéndolo, el serbio antes de sentarse para el cambio de lado hizo estallar su raqueta contra el poste de la red cercano al lugar de descanso, lo que derivó en un warning (advertencia del juez).

Pero, ¿como controlar las ansias que implica cerrar un match de tamaña trascendencia?. La pregunta latía en el aire y en esa duda radicaba la última esperanza para Nole. No es casual que este último haya citado (en su discurso tras recibir la bandeja de finalista) aquellos dos match point que dio vuelta ante Federer en la final de Wimbledon de 2019.

Drop de Alcaraz para forzar a Nole al contradrop o a jugar larga, en este caso el español recurrió al passing de drive

Esta vez el desenlace en el All England fue de antología; los últimos dos games del saque del español incluyeron un drop lanzado desafiando a la geometría, cruzando toda la cancha de izquierda a derecha y abriéndose cada vez más hasta tornarse inalcanzable, o un drive a la carrera, pegado con un brinco que dejó sin chance al serbio que apostaba al menos a una señal de fragilidad del español. Sacando 5-4, Alcaraz ganó dos puntos de lujo con un globo utilizando el top spin que serpenteo hasta caer en el fleje de fondo de cancha rival, y una volea impactante, a puro reflejo.

En el match point se disiparon todos los fantasmas, el número 1 del mundo con su servicio forzó una devolución frágil de Nole y remató con la derecha, haciendo que un gigante como Djokovic deje su tiro en la red. El juez de silla, el irlandés Fergus Murphy, sentenciaba: Match para Alcaraz por 1-6, 7-6, 6-1, 3-6 y 6-4.

La euforia se desató en el bunker del crack salido hace poco de la adolescencia, el actual cabeza del ATP Tour se fundió en un abrazo con un ex number one, su coach, Juan Carlos Ferrero, corresponsable en gran medida de la gloria.

Desde 2002 no había en la Catedral un campeón distinto al propio Djokovic, Federer, Nadal o Murray. Aquello ocurrió hace 21 años cuando levantó la Copa el australiano Lleyton Hewitt imponiéndose a un entonces juvenil argentino, un tal David Nalbandian.

Misión cumplida. El abrazo Alcaraz-Ferrero

Que Alcaraz haya conseguido sus dos primeros Majors en el Abierto norteamericano y en el británico pudiera llamar a sorpresa por tratarse de superficies rápidas, siendo que la tierra batida está en la raíz de los jugadores españoles.

El propio Djokovic sostuvo que conociendo las condiciones superlativas de Alcaraz no se imaginó que tan pronto pudiera coronarse en el césped de Wimbledon; en cambio, tras vencerlo en el Abierto de Francia, Nole pronosticó que Alcaraz levantará varias veces la Copa que Rafa mordió 13 veces en París. (y todo indica que más temprano que tarde será el momento del 1 del mundo para obtener el cetro en el Bois de Boulogne).

Sin embargo, si uno observaba al ahora campeón del tercer Grand Slam del año, es notable su adaptación a todas las superficies, expresada en los partidos anteriores a la final en como subía confiado a la red para volear y smashear. Incluso, venía de ganar el campeonato de Queens por lo que terminó de hilvanar 12 triunfos seguidos sobre pasto.

Además, aunque sería objeto de otra nota, el prototipo del jugador español de alguna manera ha cambiado respecto a la llamada Armada Española de los 80 y 90. Si bien la gran fortaleza sigue siendo el polvo de ladrillo, se han expandido a otros dominios.

Como nota al pie, también es cierto que el cemento y la hierba ya no son patrimonio del estilo saque y red como en la era de Pete Sampras, aunque también entonces ocurrían curiosidades como que André Agassi -jugador de contragolpe- obtuviera su primer Grande justamente en Wimbledon (1992) superando al bombardero Goran Ivanisevic -actual entrenador de Djokovic- quien vio postergado casi una década su sueño de laurearse en la llamada Catedral del tenis (el croata pudo hacerlo en 2001, casi en el epílogo de su carrera).

Con el arribo de Alcaraz a los primeros planos, mediáticamente se le puso el mote de sucesor de Rafa Nadal; esa circunstancia no amedrentó al nativo de El Palmar quien sigue su propio camino.

Como símbolo de lo que significa el logro de Alcaraz en Wimbledon para el tenis hispano, se trata del tercer ibérico en lograr la hazaña en la Catedral, después de Nadal (lo ganó dos veces) y Manolo Santana (1966).

Es Alcaraz, no es Rafa

Escalera al cielo

Para arribar a la definición de W 2023, el campeón arrasó en semifinales ante Daniil Medvedev; y en cuartos versus un exponente de su generación llamado a estar bien arriba, el danés Holger Rune (junto al italiano Janikk Sinner que cayó en semis frente a Djokovic).

Durante todo el certamen, el pupilo del Mosquito Ferrero cedió apenas dos sets; frente al itálico Matteo Berretini, y ante el chileno Nico Jarry de físico muy parecido a Juan Martín del Potro. El gran Delpo que fuera semifinalista en Wimbledon (2013) y que comentando en las redes sociales de manera lúdica acertó sobre el triunfo de Alcaraz cuando auguró que el partido se iba a volcar para quien se quedara con el tie break de la segunda manga.

Imágenes del All England- Diarios y revistas: Los ex campeones Stefan Edberg, con Cris Evert, el rey de España, Felipe VI, sonriente por las palabras de Alcaraz; Brad Pitt, Shakira. Los medios gráficos del mundo dieron cuenta del tradicional evento tenístico.

Cebolla, pero para reír

Esta edición de Wimbledon tuvo un aspecto especial a destacar para el tenis argentino. Su mejor doblista de todos los tiempos, el marplatense Horacio Zeballos alcanzó junto al catalán Marcel Granollers la final de dobles.

No pudieron obtener el máximo trofeo, pero haber conseguido por tercera vez arribar a la final de un Majors es solo para elegidos. Esta vez les tocó en la última instancia una formación que estuvo inapelable (el inglés Neil Skupski y el neerlandés Wesley Koolhof, actuales 1 del ranking de dobles), pero se trata de una dupla que ya consiguió cuatro Masters 1000 y semifinalista del torneo de Maestros.

Zeballos y Granollers, subcampeones

La chica de los tatuajes

Otro momento conmovedor fue la consagración de la checa Marketa Vondrousova en damas individuales.

Finalista de Roland Garros años atrás, su carrera venía postergada por lesiones; pero la zurda mostró un tenis avasallante superando situaciones complicadas como vencer en semis a Elina Svitolina (la esposa de Gael Monfils que como en un sueño de hadas y tras un largo impasse por ser madre doblegó a Vika Azarenka, y luego a la N 1 del mundo, Iga Swatek).

La leyenda No rain, no flowers inscripta en un brazo en uno de los tantos tatuajes de Marketa, simbolizan espíritu de lucha para sobreponerse.

Vondrousova, sobre el césped sagrado

En relación a las jugadoras de la WTA, otra vez la política «metió la cola». Azarenka -de bielurrusia- se retiró sin saludar a Svitolina (explicó que fue a pedido de Elina); y una curiosidad fue que la polaca Swiatek que llevó la insignia con los colores de Ucrania en la gorra (como lo viene haciendo) perdió contra Svitolina (del país invadido por Rusia), fundiéndose luego ambas en un abrazo.

En Roland Garros ya la ucraniana Krasiuk le había negado el saludo a Aryna Sabalenka, quien saliendo se su usual talante alegre, afirmó: «Ninguno de los atletas rusos o bielorrusos apoyamos la guerra; si pudiéramos pararla lo haríamos».

Es una situación muy polémica identificar o relacionar a los deportistas con los gobiernos de sus países de origen.

Volviendo a Vondrousova, dio el último paso frente a la tunecina Ons Jabeur ya finalista el años pasado que viene pidiendo paso, pero que esta vez cometió demasiados errores. Probablemente pronto se la va a dar; en semis revirtió un pleito ante una de las jugadoras del año, la poderosa Sabalenka.

El tenis femenino expone un alto nivel competitivo y el escenario de cara a lo que resta de la temporada está abierto.

El legendario Jan Kodes (campeón W 71) estuvo apoyando a la jugadora de su país
Palco del All England, en segunda fila Stan Smith y Sra.

La vorágine del tenis profesional hace que apenas termina un torneo se de vuelta la hoja, pero las páginas de Wimbledon quedan escritas en la historia grande de nuestro deporte.

Los singlistas campeones de Wimbledon 2023

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