Creativo y polémico, las chispas de Dreyfus encendieron el mundo de la publicidad

Gabriel Dreyfus fue algo así como el «loco Gatti» de la publicidad. «Yo sería soberbio si dijera que juego al fútbol mejor que Maradona, o que sé más de política que Perón, solo soy el mejor publicitario de la Argentina». Esta frase de su autobiografía lo pintaba de cuerpo entero.

Multifacético y carismático, Dreyfus le dio letra a propagandas famosas de diversas marcas comerciales (el motorcito de YPF, Renault); de medios (El Cronista Comercial, Apertura, Mercado), pero sobre todo trascendió más allá de las fronteras de su especialidad por su participación en la campaña presidencial de Raúl Alfonsín en el retorno a la democracia, y de la Unión de Centro (a partir de su pertenencia a la Democracia Progresista y su alianza con la UCD) En «La publicidad que me parió», el personaje central de esta nota desliza sabrosas anécdotas que recorreremos con nuestros lectores.

En los últimos tiempos estaba apartado de las polémicas a las que era habitué, en su círculo cercano coinciden en que el fallecimiento de su hijo Pablo en el trágico accidente aéreo de Air France fue un golpe letal en la vida del publicista, cuyo deceso se conoció el martes pasado.

Alfonsín 83

Dreyfus fue en esa campaña el principal colaborador de David Ratto. Quedaron en la memoria tanto la insignia RA (por Raúl Alfonsin= República Argentina), como el gesto del primer presidente de la recuperación democrática estrechando las dos manos por sobre sus hombros.

Recordaba Dreyfus de aquella etapa en tiempo presente: «Claro que Raúl Alfonsín no es un anunciante común; está a punto de darte la mayor lección de tu vida y de ganarle la primera elección presidencial al peronismo».

Y reproduce una escena: Alfonsín se pone de pie, le aprieta el brazo afectuosamente (N de la R: en todo el relato Dreyfus usa la tercera persona se transcribe en primera para evitar confusión) y le habla al oído. «Si hago la campaña que Ud. propone, junto solo los votos antiperonistas del país. Ahora vaya a su casa y tráigame una campaña que convoque a los peronistas en lugar de agredir, porque los otros votos ya los tengo».

De pronto -sigue la narración de Dreyfus- me parece estar hablando con Perón. Además, acaba de ganarse mi admiración.

Sin embargo, encuentro una falla en su argumento, y se la digo: Nada podrá convencer a los obreros peronistas para que voten contra el peronismo.

A ellos quizá no, admite Alfonsín, pero a sus mujeres sí….

Poco días después, Alfonsín me pregunta: ¿usted que les respondería a los que dicen que no voy a poder gobernar con el movimiento obrero en contra?

Muy simple, le respondo, les diría: si llego a ser presidente es porque los obreros me van a votar.

A la mañana siguiente ya no me sorprendo cuando desde la radio llega la voz de Alfonsín, con un sutil pero fundamental cambio en la respuesta: «Yo voy a ser presidente con los votos de los obreros, entonces, ¿cómo voy a tener al movimiento obrero en contra?».

Fin de la anécdota, el mismo Dreyfus luego destacaba que de todos modos el sindicalismo siempre le terminaría dando la espalda a Alfonsín. Cosas de la política Argentina.

Parapoliciales

Luego, Dreyfus se retrotrae a lo ocurrido allá por 1981, cuando Manfred Shoenfeld, destacado periodista del diario La Prensa fue agredido a golpes por un presunto grupo parapolicial. Explica Dreyfus que justamente por su ideología -de derecha y antiperonista- La Prensa era uno de los pocos diarios que se atrevía por entonces a criticar al gobierno militar, al no poder ser acusado de izquierdista o pro-guerrillero. «El mismo día de la agresión al periodista, convenzo a mis socios para que compren una página y preparo un aviso cuyo titular pintado en aerosol dice: Desde hace 112 años, La Prensa no se vende…: Cómprela.

Identidad política: Democrata Progresista

A la derecha de (Oscar) Alende, a la izquierda de (Alvaro) Alsogaray, y adelante de todos, fue el leiv motiv lanzado por el propio Dreyfus para la primera campaña de la que participó en favor de la Democracia Progresista partido creado por Lisandro de la Torre pero que a mediados de los 80 se había corrido al centro sobre todo a partir de que tomaran la batuta Rafael Martínez Raymonda y luego Alberto Natale.

A propósito el autor hace una mención divertida de cuando concurrió a una recepción de Menem al partido Demócrata Progresista, siendo ya el riojano presidente, quien le preguntó en voz baja a Dreyfus por Martínez Raymonda y Natale.

«Martínez Raymonda es canalla, Natale leproso«, espetó Dreyfus. Menem enseguida captó la humorada. El primero era de Rosario Central, el segundo de Newells.

El publicista recordaba que Menem le había dicho varios años antes, después de salir de su detención por los militares. «Mi maestro no fue Perón, sino Solano Lima» (conservador que acompañó en la fórmula del 73 a Héctor Cámpora).

Como polemista, Dreyfus memoraba en su autobiografía, que ya incorporado a la Democracia Progresista, durante la etapa del gobierno de Alfonsín, tomó una fuerte posición en favor se sancionar una ley de divorcio vincular (prohibido por entonces en la Argentina). Comenta que el sindicalista, también diputado nacional electo por el justicialismo, Jorge Triaca, le dijo en un debate: «¿Como vamos a perder el tiempo en la Cámara de Diputados debatiendo sobre el divorcio, cuando hay tantos hijos sin padres, tanta desnutrición y falta de trabajo?..El divorcio es un problema de los ricos«.

«Puede ser, -respondió Dreyfus, agregando-: entonces no perdamos el tiempo discutiendo: «Usted vota nuestra propuesta a favor de legalizar el divorcio, y yo le juro que votaré una ley para prohibir el hambre.»

Tras ser candidato escolta a diputado de Martínez Raymonda, tuvo algunas posiciones polémicas, como postularse a vicegobernador bonaerense en fórmula con el ex comisario Luis Patti (aunque este último por entonces si bien estaba siendo acusado por organismos de derechos humanos aún no tenía condena e incluso era aliado del macrismo).

Marcas de una carrera

En La publicidad que me parió, también hace un recorrido por varios de los mensajes publicitarios que elucubró, como el de Levy Strauss («durante la Fiebre del Oro, un hombre llamado Levi Strauss creó un pantalón duro como su época y resistente como el tiempo! Levi´s…la marca que creó el primer jean y, también,el último»; o el del purificador Spar en el que actuaba Narciso Ibañez Menta quien cerraba con el latiguillo «Adios fantasmas«, o aquel superpolémico de El Cronista -de inicio de los 70- con la imagen de Fidel Castro y la frase: «si Fidel Castro leyera el Cronista, sabría como organizar la subversión» por lo que recibió la censura del gobierno de facto Roberto Marcelo Levingston y amenazas de la guerrilla de Montoneros.

La publicidad de Levi´s ideada por Dreyfus

GB también revive en el libro cuando se reunió con Gabriel Griffa y Marcelo Longobardi de la revista Apertura quienes le comentaron que otra publicación El Periodista -de izquierda- tenía avisos de Coca Cola que a Apertura le rechazaban, Dreyfus entonces les indicó a los jóvenes Griffa y Longobardi subir en su revista una foto de Ronald Reagan con un titular antiyanqui (de El Periodista) y una botella con Diet Coca Cola, agregando la leyenda «Todo va mejor con Apertura».

En su profesión Dreyfus fue director general creativo de las agencias Ricardo De Luca y Lautrec, trabajó como dijimos con David Ratto, fundó su empresa Dreyfus & Asociados, la cual más tarde se transformó en FSD/Young & Rubicam. Fue también parte de la generación renovadora de los 90 integrada por Ramiro Agulla, Carlos Baccetti, etc. 

Mandatos del hombre con cigarro

En una oportunidad en que en El Cronista le pidieron una especie de autoretrato, Dreyfus entre otras cosas dejó escrito:

La experiencia es lo único que no se puede obtener antes de trabajar, y es lo primero que te piden.

En 1967 comencé a recorrer agencias, con una carpeta que contenía poemas y cuentitos, buscando trabajo como redactor. Tardé un año en encontrarlo. Las oportunidades, siempre, aparecen por casualidad. Pero a las casualidades hay que buscarlas. La mía llegó de la mano de Hector Solanas

También cuenta que aprendió entre otros de Ratto, de De Luca, «No se si ellos aprendieron de mí, pero puesto que son competidores, espero que no», ironizaba.

Aprendí filosofía de la serie Kung Fu. Una vez el novicio le preguntó al monje ciego: maestro, quien me enseñará cuando tu no estés. La respuesta fue: No existen los maestros, pequeño saltamontes, solo los alumnos.

En publicidad, como en el deporte, como en política, como en cualquier actividad competitiva, no alcanza con ser bueno.

Hay que ser mejor.

Una vez le preguntaron a un viejo director técnico de fútbol, si él creía en las individualidades o en los equipos.

Respondió: En los equipos, por supuesto. Dénme un Pelé y van a ver que equipo hago…, pero si surge un Maradona difícilmente nuestra desdichada economía pueda impedir que se vaya a jugar al exterior. Dije jugar, porque la publicidad es divertida Hay que divertirse diez horas por día, los 365 dias del año Este aviso lo estoy escribiendo un domingo a las once de la noche, pero lo estuve pensando toda la semana, esa es la vida de un creativo, aunque parezca que solo estamos haciendo bromas por los pasillos.

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