De Pablo, entusiasmado con la reforma Milei, advirtió sobre los límites de la desregulación

El economista con fuerte presencia en los medios, Juan Carlos De Pablo, elogió el contenido y la orientación del DNU (70/23) emitido por Javier Milei, en cuanto «libera energías» en la sociedad, y le otorga un rol preponderante al consumidor; al mismo tiempo consideró que por ciertos aspectos del mercado deberían hacerse algunas excepciones a la desregulación, como por ejemplo con la medicina prepaga, o la distribución de energía eléctrica, por sus características o por ser monopolios.

De Pablo hizo tales apreciaciones en la columna dominical del diario La Nación en la que suele mantener un diálogo ficticio con un personaje destacado del mundo académico relacionada con el tema de fondo (en este caso se trató de Elizabeth Raymond Bailey quien fuera miembro de la Oficina Aeronáutica durante las presidencias de Jimmy Carter y Ronald Reagan desde donde desreguló el sector viabilizando los vuelos de aerolíneas a bajo costo.

El barbado profesor asoció metafóricamente al DNU en cuestión con una música celestial que  libera y redirecciona energías, rescatando la defensa que siempre hizo acerca de quitarle la mochila a la gente del Estado y el exceso de regulaciones, priorizando la libertad de elección por sobre las trabas de la burocracia.

En esa concepción, se refirió a la diferencia entre trabajar y estar ocupado. «Trabaja el empresario que piensa en sus clientes, en su personal, en sus máquinas, etcétera; mientras que está ocupado quien piensa en los trámites, las autorizaciones, las prohibiciones, y la necesidad de rendirle pleitesía a funcionarios que en sus empresas no servirían para nada… La desregulación económica transforma la ofertocracia en la demandocracia. En la primera, usted dicta las conferencias sobre su tema preferido, pero después compra lo que hay; mientras que en la segunda prepara conferencias sobre los temas que le interesan al público, pero después elige lo que quiere comprar».

Alertas, excepciones

Pero ese andar liviano de la economía, en el que reina el consumidor y la voluntad contractual de los contratantes tiene sus excepciones dadas por el marco en que las relaciones se concretan.

El autor de mencionó algunas muy precisas

Medicina Prepaga: Para este item, De Pablo puso como contra.ejemplo para subrayar las particularidades de la actividad, el caso de una persona que va a cenar a un mismo restaurante durante 30 años seguidos y al ser mal atendida, al otro día concurre a otro restaurant sin ningún problema, algo que -destaca. no ocurre en el caso de la medicina prepaga, donde la transferencia no es ni gratis ni sencilla.

N de la R: Una de las cuestiones relacionadas a este negocio hace que por un lado se trata de oligopolios; planteándose además una enorme problemática respecto a las personas -sobre todo de la tercera edad- que están en medio de un tratamiento delicado y complejo como para poder cambiar de empresa de medicina prepaga.

Distribuidoras eléctrícas

De Pablo insistió que como regla general el DNU quita el peso de la intervención estatal, salvo cuando la misma resulta indispensable, como el caso de la distribución de la energía eléctrica en las ciudades o en las tarifas de transporte urbano.

La referencia es a los mercados que por las propias características de la actividad son monopólicas, caso de la distribuidoras en Buenos Aires: Edenor y Edesur.

Garantía de los depósitos

La mención en este caso es el de la garantía de los depósitos que se le suele exigir a los bancos (norma de la cual en una desregulación plena estarían exentos) y que de acuerdo a De Pablo se justifica por la imposibilidad de los depositantes de obtener una información completa acerca del banco con que opera.

El médico que receta

Y otra excepción que cita el economista es la de los médicos que sugieran las marcas preferidas de los medicamentos que recetan, acompañando a la identificación del nombre genérico (esta última, única exigencia del DNU), «Que el paciente decida cuál remedio comprar hablando solo con el farmacéutico, no me parece sensato», sostiene De Pablo.

De todos modos, más allá de cuestiones puntuales, frente a las cuales el usuario o consumidor se encuentra inerme ante la falta de competencia real- el decreto desregulatorio contribuye en general a la regla el consumidor manda, así como que el proteccionismo suele desvirtuar el funcionamiento de la economía.

En el texto que sintetizamos en esta nota, su autor indica que la desregulación puede ser importante, verbigracia para disminuir el denominado “costo argentino” (por cargas impositivas o laborales que le dificultan competir) que plantea competencias desleales respecto al proveedor extranjero.

Desregular la economía -destaca De Pablo- es un paso previo a la apertura. «Este es un buen ejemplo de que hay que poner al carro detrás del caballo, y no al revés», concluyó.

Milei anunciando el DNU, rodeado de su gabinete

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