Aprender a escuchar y manejar los silencios, primer paso hacia la sabiduría; los consejos del humanista Pitágoras

El llamado sabio de Cretona fundó una escuela de filosofía a partir del silencio y de escuchar, para después de un tiempo dialogar y enseñar. Su teoría de la transmigración de las almas, la concepción de la historia, y del vínculo con el prójimo, conforman una visión humanista integral. Los fundamentos que lo llevaron a ser -de acuerdo a los especialistas- el primer vegetariano del universo.

El ejercicio del periodismo, sobre todo el género de la entrevista, le permitió a uno darse cuenta que una de las cosas más difíciles es “saber escuchar”.

También para el docente (sea maestro o profesor) entre muchas actividades; en definitiva en la vida diaria: escuchar con atención es todo un aprendizaje que tiene que ver con la experiencia. A escuchar –podríamos afirmar- se aprende escuchando.  

Por otra parte, el manejo adecuado de los silencios es un elemento invalorable para el resultado de una conversación; y en lo individual, una cuestión tan difícil como sanadora es superar el miedo al silencio.

Pitágoras (570-490 AC) fue un precursor en la materia, a tal punto que para acceder a su escuela de filosofía los alumnos debían estar dispuestos en la etapa inicial a callar y escuchar.

En el tomo I de El Pensamiento Antiguo, Rodolfo Mondolfo detallaba de que se trataban los cursos de quien pasó a la historia como célebre matemático.

“Los admitidos en la escuela de Pitágoras –cuenta dicho texto- en el primer curso debían callar y escuchar (a tales cursantes se los llamaban “acústicos”) cuando habían aprendido la cosa más difícil entre todas (escuchar con atención) y habían comenzado a adquirir erudición en el silencio (lo que era denominado echeimuthia), recién entonces adquirían la facultad de hablar y hacer preguntas, escribir y desarrollar lo que habían sentido…Y expresar lo que pensaban (etapa de la mathematici)”.

De tal manera, el pensador griego nacido en Samos fue precursor en situar como una cualidad esencial, y primer peldaño de la filosofía y de la enseñanza en general, conseguir la concentración apropiada para asimilar conocimientos y luego trasmitirlos.

El silencio para Parménides era necesario para aquietar la mente y tornarla más reflexiva mediante el autocontrol de la palabra. 

En una sociedad tan egocéntrica y de tríbus como la actual, en la que el monólogo predomina sobre el diálogo, la actitud pasiva de escuchar en silencio y meditar es poco valorada, pero en el fondo se trata de una herramienta válida para mejorar como persona e incluso en diversas actividades, profesionales o lúdicas.   

La trasmigración de las almas

En la concepción de Pitágoras el alma es inmortal y –tras la muerte del cuerpo- transmigra de una a otra especie animal (o entre seres humanos).

En tal sentido, refiere (de acuerdo a la cita de Jenófanes) que un día, encontrándose en presencia de un perro que era castigado, se conmovió y pronunció estas palabras: “Cesad de castigarlo, porque es el alma de un amigo mío, que he reconocido al sentirlo llorar”.

Ovidio citaba, como convicción de Pitágoras, que «los animales comparten con las personas el privilegio de tener alma».

» ¡Que crimen hundir entrañas en las propias entrañas, engordar con avidez el propio cuerpo con otro cuerpo, y vivir de la muerte de un ser vivo como nosotros!» frase de Pitagoras, que hace de prólogo a una publicación del diario El Confidencial en la que se sostiene que dicho filósofo fue el «primer vegetariano universal». 

El humanismo de Parménides, se refleja en otro de sus principios: “Es necesario creer que todos los seres vivientes están unidos por lazos de parentesco”.

Tal concepción de Parménides resulta precursora para historiadores y políticos. “En ciertos períodos –sostenía- los sucesos acaecidos una vez, vuelven de alguna forma a ocurrir nuevamente; nunca hay nada absolutamente nuevo”. Es decir, la historia no se repite de la misma manera, pero a la vez, cabe desconfiar de quienes prometen cambiar radicalmente todo.

                                               CR  

Del teorema matemático a una filosofía de vida

Solemos asociar el nombre de Pitágoras al teorema que lleva su nombre (el triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa, es igual a la suma de los cuadrados de los catetos), pero en verdad para aquel la matemática era una disciplina elevada como otras (geometría, astronomía, la música), el gran objetivo era considerar la obra del mundo y los principios de la naturaleza.    

A la vez, de acuerdo al fundador de la escuela pitagórica, la filosofía es un medio de “purificación espiritual”.                                                     

Para el pensamiento griego antiguo aprender muchas cosas –como decía Heráclitono instruye a la inteligencia si esos conocimientos no están inmersos en una concepción integral del ser humano.

Algunas aplicaciones a la vida cotidiana del pensamiento de Parménides, tomado de La Mente es Maravillosa, texto de Valeria Sabater.

  • Estar en contacto con la luz solar, seguir los ciclos de la naturaleza.
  • Permitirnos cada día como mínimo, una hora de silencio.
  • Cuidar de la alimentación (en la escuela de Crotona se evitaba el consumo de carne).
  • Ejercicio regular.

Bonus track:

Del canal de youtube dedicado a Pastoral

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