Hace mucho tiempo se sabe que la próxima jefe de Estado de México iba a ser mujer, y que lo más probable era que Claudia Seheinbaum se impusiera a Xóchitl Gálvez (como finalmente ocurrió), aunque quizá no de un modo tan abrumador como resultó de la votación del domingo (59 % y más de treinta puntos de diferencia respecto a su escolta).

La primera era la candidata por el oficialismo, es decir de Morena (el partido fundado por Manuel López Obrador que de acuerdo a la Constitución no tenía reelección), y la segunda congregaba a los tres partidos tradicionales (el PRI que gobernara por 70 años el país, el PAN –de centro derecha- y el PRD de centro izquierda).
En un país muy machista como México, alguien del sexo femenino ocuparía la primera magistratura; y por si fuera poco una hija de inmigrantes judíos (Sheinbaum); la otra con raíces indígenas (Gálvez).
«Es notoria la ayuda del Estado a los sectores pauperizados, esa es una realidad que estoy segura se va a notar en las urnas; la incorporación de esa gente a la economía es algo que muchos lo vemos como beneficioso, hay un aumento del salario real y la inflación está controlada; el drama aquí es la violencia del narcotráfico, y en lo privado los casos de femicidio que genera miedo de hablar en mucha gente» confió a este cronista una empresaria que vive en el Distrito Federal.
Precisamente Sheinbaum (24/6/62) fue jefa de gobierno de la ciudad capital, y en la elección de anteayer su sucesora, Clara Bugada, del mismo partido, obtuvo un triunfo también contundente.
Durante la campaña electoral hubo más de treinta asesinatos de dirigentes políticos, casi tofos en el interior, provocados por mafias o narcotraficantes que buscan subordinar a los políticos a sus designios (la jornada siguiente a las elecciones fue asesinada con un escolta la intendenta de Cotija).
Hay quienes le achacan a AMLO un fracaso en disminuir la presión de las fuerzas armadas contra las bandas armadas (bajo el lema de cambiar balazos por abrazos), pero para numerosos observadores se trata de un in crescendo, una espiralización que viene de años atrás.
La decisión de interponer a la Guardia Federal con el ejército, refrendada ayer en declaraciones del propio López Obrador, sigue generando polémica.
También le reprochan a AMLO su abrumadora política de comunicación (sobre todo las Mañaneras en las que prácticamente monologa todos los días ante los periodistas) así como las reformas en la secretaría electoral y en la justicia. Sobre este último punto, genera preocupación la iniciativa en el sentido que los magistrados de la Suprema Corte sean escogidos por voto popular.
Si bien abundan las críticas sobre la falta de libertad de prensa (y que el gobierno contaría con un ejército de medios y periodistas oficialistas), voces como el corresponsal de La Política Online en el país azteca, aseguran que no existen obstáculos para criticar al gobierno nacional (aunque no debe ser fácil financiarlo).

¿Continuidad o cambio?
El dilema de fondo es si la heredera de López Obrador tendrá autonomía respecto del líder, o si no podrá despegarse siendo una especie de «títere» de éste último, o sea una especie de interregno para un regreso de AMLO tras una reforma constitucional.
«Dependerá de Sheinbaum, sostiene el intelectual liberal Enrique Krauze, hasta ahora ella solo ha dado señales de “una especie de obediencia irrestricta al líder supremo y no le va a ser fácil (depegarse), porque López Obrador no tiene ningún deseo de irse a su casa a plantar mangos y naranjas”.
El autor de La Presidencia Imperial cataloga la figura de AMLO de un caudillo, y encuentra semejanzas con la de Hugo Chávez.
El todavía presidente mexicano asegura que dará a un paso al costado, conforme con haber sido el generador e impulsor del cambio. Es indudable que un personaje de su estilo va a ser influyente, otra cosa sería mantener una participación activa ejerciendo un «doble comando».
AMLO es visto por los expertos en política internacional como un populista, al punto que el citado Krauze deslizó que si Morena consigue la mayoría absoluta en el Congreso (se dió en Diputados y falta un recuento definitivo en el Senado) y de las gobernaciones «la democracia corre peligro» ante la tentación hegemónica.
«Continuidad, pero con cambio», es lo que tiene que buscar la presidenta electa, considera el profesor de la UNAM, Carlos Godfray.
Por ejemplo, hay quienes sostienen que la ayuda en dinero a los sectores que estaban sumergidos, se agota en el asistencialismo, pero no se corresponde con una mejora notoria en los sistemas de salud y educación.
Asesores del partido guinda aducen que con su mandato AMLO puso la piedra basal, y en tal sentido Sheinbaum deslizó que su meta es ir hacia un Estado de Bienestar que asegure a los mexicanos el ejercicio de los derechos básicos.
La biografía de Sheinbaum no parece ser la de una personalidad dispuesta a pasar a la historia como una subordinada a un jefe. Si bien su trayectoria política está marcada por el acompañamiento a AMLO (fue su secretaría de Ambiente cuando en el año 2000 aquel alcanzó la alcaldía de la ciudad de México) tiene un recorrido propio.
En lo académico obtuvo una maestría en Ingeniería Energética y Ambiental y un doctorado en educación (datos de su biografía como la de sus dos matrimonios, dos hijos y un nieto, pueden encontrarse en informes periodísticos) (*)
Como alcaldesa, la oposición le reprochó su responsabilidad política por un accidente en la línea 12 del Metro (dadas las deficiencias en la construcción y falta de mantenimiento) que causó numerosas víctimas, acusación que la funcionaria rechazó, en su haber -de acuerdo a un informe de CNN- estaría la ampliación de la red de bajas emisiones (en una ciudad muy contaminada): dos líneas de Cablebús (especie de teleférico), la ampliación de las líneas del Metrobús y la extensión de las ciclovías. Su gestión en como enfrentó al Covid 19, si bien se diferenció de la del Gobierno Federal, sigue siendo motivo de controversias en los medios.
Volviendo al interrogante acerca de como proseguirá su relación política con AMLO, existen numerosas experiencias según las cuales un dirigente político se diferencia o hasta enfrenta con sus «padrinos»; así como en otras se alcanza un convivencia en aras del proyecto. ¿Podrá suceder esto último ante la magnitud del desafío?
De la redacción de Acreditado

(*) Se define como «hija del 68», sus padres fueron activistas en las protestas que terminaron en las matanzas de Tlatelolco. De su primer matrimonio con Carlos Imaz (militante del PRD) tuvo dos hijos. Tras divorciarse se casó con Jesús María Tarriba (su novio en la facultad) cuando era parte del Banco de Santander, en España, luego pasó a trabajar en el Banco de México. Luego de la toma de posesión de Sheinbaum, Tarriba será considerado el “primer caballero”.
