Dolly Alderton, autora seguida por cientos de jóvenes, también es conocida por las columnas del Sunday Times desde donde da respuestas a consultas existenciales, generalmente relacionadas con lo sentimental.

Por su semblante, a Dolly Alderton se la identifica con el personaje principal de Sex and City que personifica Sarah Jessica Parker , a tal punto que la revista Elle la llama la Carrie Brashaw de las millennials. Sin embargo, en varios artículos se traza un paralelo de la escritora y periodista británica con Nora Ephron (guionista de Cuando Harry conoció a Sally).

Tras la publicación de «Todo lo que se sobre el amor», especie de autobiografía novelada (de la que hablaremos al final); hace unos meses está en las librerías «Todo final es un comienzo» que gira alrededor de Andy, un comediante de treinta y cinco años (dicho sea de paso la edad de la autora) y Jenny, quienes mutuamente enamorados inician una relación que a los cuatro años ella abandona. «Aquello que él creía saber sobre el amor y la amistad se le vuelve irreconocible, entonces se da a la idea de intentar resolver el rompecabezas de esa relación rota», cuenta Alderton como leit motiv de la trama.

Consultada sobre las implicancias y como comprender el desamor, la novelista recurre a un párrafo que recoge la explicación que ofrece la madre de Andy a su hijo: : “Que te dejen en realidad, nunca va de que te hayan dejado. Va de todas las veces que has experimentado el rechazo a lo largo de tu vida, va de los niños del cole que te decían cosas, del padre que nunca volvió al hogar, de las chicas que no querían bailar contigo en la discoteca, de la novia del instituto que quería estar soltera para ir a la universidad, y de todas las críticas en el trabajo que te han hecho…Es que cuando alguien te dice que no quiere estar contigo, sientes el dolor de todas y cada una de esas veces en la vida en que has sentido que eras insuficiente. Lo revives todo otra vez».

Los textos de Alderton tienen gran repercusión, sobre todo en Gran Bretaña,Estados Unidos y España. Ha incurrido también en el género documental; la BBC estaba realizando una película basada en el argumento de Todo lo que sé sobre el amor.

En una presentación para el sitio Crear Lectura, Dolly se refirió al ghosting, (tendencia que se registra en muchos adolescentes, que consiste en que una persona de pronto desaparezca de la vida de otra, de sus contactos, borrándolo del celular, bloquéándolo en las redes, etc). «Hacer ghosting es horrible, pero cuando alguien rompe contigo, o te dice que no quiere continuar con la relación, muchas veces se lo vive como una situación violenta, cruel, pero no lo es… Solo tenemos una vida y no tenemos porque estar con alguien con quien no queremos estar. Aquí la cuestión es ¿cómo separamos tal situación del sentimiento que nos produce:’ Pienso que la mayoría de las veces no tiene que ver con la ausencia de esa persona, sino con que te recuerda cada momento de tu vida en que has sentido que no eras autosuficiente o no te sentías seguro».

Lo más inteligente es «trazar una línea entre lo que es tu responsabilidad y la de los demás».

Cada hombre o mujer con quien tengas una relación romántica, un rollo, piensa que no es su deber cuidar de ti, de tus heridas de la infancia, y de las cosas que te hacen sentir vulnerable. Ese es tu trabajo. Aquí tu eres tu propio padre y tienes que cuidarte y protegerte. Debes tomártelo en serio, porque en esta vida nadie más lo hará por ti.

A manera de conclusión y de consejera, Dolly agrega: «Cuídate y protege tu corazón tanto como puedas, pero también se consciente de que enamorarse o ponerse en una situación en la que te podrías enamorar, seguramente te hará sentir vulnerable. Cuida tu corazón lo mejor que puedas e intenta mantener la perspectiva en cada momento».

Entrevistada por el medio español Telva acerca de como vivir el amor lo mejor posible, la novelista dio una respuesta, quizá inesperada: «Creo que va a sonar poco romántico, pero confío en ser realista. Una persona no puede ser todo lo que soñaste. Todo el mundo que conozco que está enamorado y feliz en una relación a largo plazo ha hecho al menos un sacrificio… Están con un hombre que realmente les hace reír, pero es muy desordenado; o están con alguien que es guapísimo y tienen una vida sexual estupenda, pero no pueden hablar de cosas intelectuales. No hay manera de que una persona vaya a ser todo lo que has soñado. Una vez que aceptas eso, también es más fácil aceptarte a ti mismo, porque no hay manera de que yo pueda ser el sueño de alguien. Así que, ¿por qué iba a exigírselo a otro ser humano? También es importante saber elegir a la persona y estar presente, serle fiel. Lo más fácil es no comprometerse». 

Alderton sostiene que las pasiones y los hobbies no son cimientos sólidos para el amor. ¿Quiere esto decir que no tenemos que buscar personas ‘similares’ para amar? -le preguntó a la periodista y escritora una cronista de la revista Ell.

«Hay un instinto natural en buscar gente con la que compartimos intereses, cuando es mucho más importante encontrar a alguien que sea como un amigo, que tenga la profundidad de la amistad pero que a la vez encuentres atractivo. Compartir hobbies es algo muy secundario en el amor».

(*) En Todo lo que se sobre el amor, se narra en primera persona el paso de la adolescencia a la vida adulta de una joven que deambula buscándose a sí misma, fracasando en lo personal y profesional, sobreviviendo con la cuenta en números rojos y dándose de bruces con el desamor en cada esquina. Y a pesar de ello, disfrutando y exprimiendo cada momento. Resumiendo a Paula Martínez de Infoliteraria, la novela aborda «…relaciones intensas por Messenger que fracasan en el cara a cara, chicos sin redes sociales que se creen Sartre…escenas todas ellas para entender que el amor más intenso e importante es el que sentimos por nuestros amigos, y nosotros mismos.

Para el más reciente libro y retratar a Andy a través de un diario personal, la literata tuvo que conocer el costado masculino. «Me encantan los hombres, pero no los entiendo, por eso tuve que recurrir a consultar a amigos míos».