El hombre que cambió el periodismo económico: Anécdotas picantes sobre los medios, la City porteña y la dirigencia argentina 

Un recorrido por 60 Años de Casta, especie de autobiografñia de Osvaldo «Bebo» Granados.

Osvaldo Granados nació en 1938, fue profesor de Letras, pero un poco de carambola su vida derivó hacia el periodismo. Tras un breve paso como cronista deportivo y de informaciones generales, se especializó en economía -por exigencia de un jefe del diario La Prensa- sin saber prácticamente nada de ese rubro. En el libro cuenta como salió a flote de esa situación y terminó siendo un innovador al utilizar – a diferencia del resto en ese momento- un lenguaje llano, constituyéndose también en algo así como el hombre de la Bolsa, siendo precursor en informar cada tarde sobre el ámbito bursátil (metiéndose a la manera de un protagonista) en las ruedas de la Bolsa de Comercio).

Granados empezó en La Prensa, pasó luego por el diario Clarín, fue uno de los fundadores de Ambito Financiero, integró grandes planteles en radio (en Mitre, Del Plata y Continental donde venía participando hasta fines de 2024 del programa matutino conducido por Fernando Carnota). Trabajó en todos los canales de aire de Capital Federal y en el cable.

Aprovechando su nutrida experiencia, en 60 Años de Casta (título provocador) describe entre otras cosas sus vivencias durante los años de violencia y censura, como se mueven los lobbies en todos los ámbitos, y las razones para mantenerse vigente en un país que atravesó tantos vaivenes y que –desde su punto de vista- está frente a una nueva oportunidad de encontrar un rumbo, ante lo cual es tan optimista como escéptico.

A los balazos

Casi al comienzo del libro, el autor relata como en 1974, siendo presidente del directorio de Telam, recibió una bala que ingresó en la cabeza del fémur, sin pólvora y que aún lleva en el cuerpo. La narración describe como en dicha agencia era palpable la guerra interna del peronismo lo que incluía periodistas y personal armado, y cruces a balazos. 

Granados asumió esa tarea en Telam tras pedir una licencia, que le aceptó Clarín, a condición que gestione la cancelación de la abultada deuda que el ente estatal tenía con el diario de Noble. Convencido por su colega Enrique Sdrech, Granados renunciaría pronto para volver al bautizado “gran diario argentino»   

Para variar –señala más adelante Granados- en Clarín también tenían lugar situaciones de violencia: desde una balacera a sus talleres gráficos por gente de la UOM, hasta el secuestro de su apoderado general Bernardo Sofovich perpetrado por el ERP. En medio de este clima de tensión, había espacio para el humor:

Textual I

“Además en 1974 la comisión gremial (en Clarín) pisaba fuerte… Hubo un conflicto de la empresa Terrabusi que incluyó el despido de trabajadores, y la comisión interna del diario determinó que debíamos hacer un paro de actividades de 5 horas en solidaridad con los compañeros trabajadores despedidos A Jorge Gottling (famoso cronista) no le interesaba la política y estaba un poco agotado de esa vorágine. Ese día a su modo se hartó y les dijo a los de la comisión interna ¿Por qué tengo que parar por lo que está pasando en Terrabusi, si yo ni siquiera como galletitas?”.

Sobre Clarín hay numerosos apuntes en el libro acerca de sus tres etapas: la desarrollista (influenciada de manera determinante por Rogelio Frigerio); la liderada por Marcos Cytrymblum que transformó el diario masificándolo (“no tenemos que competir con La Prensa o La Nación, sino con Crónica”, decía por entonces el jefe de redacción de Clarín); y cuando se convierte en holding y la balanza se inclina definitivamente del lado de Héctor Magnetto. Todo ese proceso está descripto de modo muy interesante por el autor,

Cada tanto en el texto se intercalan datos contundentes sobre los resultados de la economía argentina. Por ejemplo que en 1982 tuvimos un billete de un millón de pesos; o que cuando inició el Plan Austral el billete más alto era de 100 y al término del plan de 500.000 australes.

En las memorias de Granados, aparecen descriptos los principales protagonistas en materia de decisiones económicas (desde Gelbard a la fecha) y los roles que jugaron casi siempre condicionados por los gobiernos que integraron, incluso con virajes dentro de la misma administración.

Otra parte sabrosa del libro, son las referencias a la metamorfosis del periodismo desde la bohemia, pasando por los separadores estancos, dejando en suspenso que pasará con el llamado cuarto poder en tiempos de redes sociales.

Sobre la precariedad en los ingresos que llevó a algunos periodistas a optar por manejarse en el margen de la profesión, Granados hace la siguiente descripción:

Textual II“

Una primera señal de que la plata no alcanzaba fue el nacimiento del periodismo del lobby. En otras palabras, meter una nota de supuesto interés general y cobrarle a un tercero por ese contenido. Me acuerdo que existían oficinas con periodistas para generar “chivos” y empezó a aparecer la figura de los asesores de prensa. Conocía a tipos que abandonaron Clarín para poner agencias propias.. Los chiveros repartirán parte de lo que cobraban con sus ex colegas y les avisaban a los que pagaban: “Ojo que mañana sale el tuyo en la página 4, arriba a la derecha. Van a ser tantos centímetros”. Al otro día la promesa se materializaba Eso les permitía ganar prestigio dentro de la empresa porque pensaban que tenían mucha influencia en lo que publicaba el diario…”

Montado en el peso que iba adquiriendo el sector de las finanzas, sobre todo la competencia por las tasas de interés a partir del programa de Martínez de Hoz, el libro dedica un par de capítulos a explicar de que se trató la bicicleta financiera y sus efectos. En ese clima nació la idea de Ambito Financiero, etapa embrionaria en la que Granados acompañó al factótum de ese diario, Julio Ramos.                                                                          

Ambito había encontrado una veta especial: destinaba unas páginas a reflejar en recuadros las tasas de interés que pagaban los bancos, Al respecto, cuenta Granados que un día llamó el gerente del Galicia para quejarse que no salió el recuadrito con el suyo. A él entonces se le ocurrió que se podría cobrar por esa información, Ramos le dio la razón y llamó al encargado de publicidad “Andá decile a los bancos que se lo damos gratis por 15 días, después lo vamos a cobrar como si fuera un aviso clasificado”.

Textual III

“Ramos advirtió que Ambito era un gran negocio y prefería explotarlo solo  sin su socio, Erwin Boss, que no participaba en ninguna decisión editorial porque no venía del rubro periodístico, pero había aportado capital para que la empresa pudiera arrancar. De manera fortuita, Julio se enteró que Voss era miembro de la masonería en grado 33, el máximo de su organización, y usó esa información a su favor. Se reunió con su socio comercial y armó una ficción: la dijo que lo habían llamado desde el gobierno (era 1976 comienzo de la dictadura militar) y que la plantearon que un masón no podría ser dueño de un medio de comunicación de ninguna manera…Le propuso devolverle la plata que había invertido, agregando un 20 por ciento más. Como el caballero que era, Voss rechazó lel porcentaje extra y solo aceptó la devolución de la inversión inicial. De ese modo Ramos se transformó en el único dueño de Ambito Financiero”.

AF mucho más adelante tuvo su apogeo en ventas durante los tiempos de la convertibilidad (siendo también un hito la primicia sobre el lanzamiento del Plan Austral). Otro de sus secretos fue conformar un gran equipo de periodistas y hacer el diario de lectura entretenida con chimentos sobre la City pero también sobre la política (así nació Charlas de Quincho).

«Bebo» en las febriles jornadas en la Bolsa de Comercio (foto del libro)

Por otra parte, no dejan de ser muy interesantes los espacios que Granados le dedica a su mujer Chachi en cuanto a lo determinante que fue en su vida; así como a su familia, especialmente a la hermana (ex modelo, a quien llamaban Beba, apodo transferido a su hermano) a sus tres hijos y nietos.

De los vaivenes que tiene el periodismo como profesión, traemos a colación otros párrafos.

Textual iV

“En el año 1990, tras la privatización de los canales de televisión de Capital Federal, me quedé sin canal 13. Al mismo tiempo, me echaron de Clarín y Radio Mitre. Llegué a mi casa de Caballito, cerca de Plaza Irlanda mi mujer abrió la puerta y se asustó al verme a cara “¿Qué te pasó? “Me quedé sin nada. Chachi que era muy expeditiva me llevó aparte y me dijo: “Si te quedás quieto va ser peor”… Su actitud positiva de siempre me dio ánimo y empecé a llamar por teléfono. Hable con Humberto Toledo, que era vocero presidencial de Menem, y me dijo: ·Entrás mañana a Canal 7, olvidate”. Listo, ya tengo algo, pensé: llamé luego a un operador de radio para contarle de los despidos y me avisó que estaban buscando alguien para ocupar la franja de 5 a 7 de la mañana en radio Rivadavia. “Se lo ofrecieron a un par de periodistas y no agarraron”, me expilcó. ¿A quien tengo que llamar?, le pregunté. “A Llamas de Madariaga”, me contestó. Lo llamé a Enrique y fue bien práctico: Si estás libre venite de 5 a 7. En pocos días fui recuperando trabajo. Son gajes del oficio, desafíos que algún día te toca atravesar. Además, conseguí formar parte de una señal de noticias especializada: La Bolsa en directo”.

Después desliza varios consejos tanto para manejarse en gráfica como para hablar en radio y televisión.

El humor de Landrú sobre el autor (imágen tomada del libro)

Textual V

¿Qué pasó entre Alfonsín y Menem en 1989? Algo muy simple: el peronismo buscaba provocar una crisis cambiaria para generar un shock. Quería acelerar una crisis y generar un adelantamiento del poder. En esos años yo conducía con Marcelo Bonelli un programa en Radio Mitre los sábados a la mañana. Uno de los sábados posteriores a la elección del 14 de mayo, llamó el diputado nacional Guido Di Tella pidiendo salir al aire. En su intervención hizo este anuncio: “En el próximo gobierno de Carlos Saúl Menem, el dólar va a estar recontra alto”. Como era de esperar, la frase apareció en la tapa de todos los diarios del domingo. El lunes, no quedaban ni los cimientos de Microcentro. Dos años después, me encontré un día con Di Tella –ya como el canciller del gobierno de Menem- y le pregunté por qué habían hecho eso. Su respuesta fue que se hizo “por orden del número 1 y del 2” en clara referencia a Carlos Menem y a Eduardo Duhalde. La orden era que Alfonsín se fuera escupiendo sangre Forzaron una corrida del dólar y nos hicieron sufrir a todos. Después, ellos hicieron la cirugía sin anestesia…Como la situación era casi terminal, la gente se dispuso a aceptar cualquier cambio. E incluso muchos votantes de Alfonsín en 1983 con el tiempo comenzaron a sentir el gustito dulce de la convertibilidad y a aceptar esa suerte de matrimonio por conveniencia con Carlos Saúl”.

Salvando esa cuestión ética, y tras remarcar que el justicialismo obstaculizó los intentos de privatización del radicalismo (con el argumento de la soberania) para en el gobierno hacer lo contrario, Granados dedica elogios a la audacia de Menem para lidiar con las empresas estatales ineficientes, y a la convertibilidad hasta que fue desbordada por el gasto público.

Un aspecto crítico y actual al que apunta el autor, es al poco transparente mecanismo del financiamiento de la actividad política, “transversal, sin distinciones partidarias”.

Textual VI ”Así surgieron la Coordinadora en la época de Alfonsín, los pizza con champagne en la época de Menem, los Sushi en la de De la Rúa y los de La Cámpora con Néstor y Cristina, capas geológicas de militantes que iban haciendo engordar al Estado…Y el gobierno “anticasta” por momentos amaga con honrar la tradición”.

Hay una multiplicidad de condimentos como para ir en busca del libro, como cuando estuvo detenido por una información sobre el movimiento accionario (que había revelado por la radio), o como reaccionó el gobierno radical cuando en radio Mitre pusieron en el aire a Aldo Rico durante la sublevación de semana Santa, como se manejó periodísticamente la toma del regimiento de La Tablada.

Llegando al cierre, Granados desliza cierta confianza en la convicción del actual presidente Javier Milei de no incurrir en déficit, controlar la inflación, abandonar el dogma de la sustitución de importaciones, generar inversiones a través del RIGI (Régimen de Incentivos para las grandes Inversiones) y que el mismo se pueda extender, aunque no abandona del todo la cautela.

El mismo Granados cita un aserto que define la situación de nuestro país: “Suele decirse que si te vas de Argentina por treinta días, cuando volvés ya cambió todo. Pero si te vas treinta años a tu regreso vas a encontrar todo igual.”                                                              

Una conclusión podría ser que hasta ahora el corto plazo se terminó imponiendo en la Argentina, si puede llegar a ser diferente es una cuestión que el libro deja abierta, con moderadas expectativas de que así sea.

Publicación de Siete Días sobre la multifacética actividad periodística de OG

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