La magia estaba en la espera; la ansiedad y la ilusión intransferible de cada 6 de enero

La magia estaba en la espera.

La ansiedad, el tratar de esquivar el sueño con la imaginación, espantar el momento en que dormirse se hacía inevitable.

En el amanecer de cada 6 de enero, siempre aparecía algún juguete o ropita sobre los zapatos colocados al lado de la puerta, y la sorpresa aliviaba la frustración de no haber descubierto a los reyes, al menos a uno: Melchor, Gaspar o Baltazar.

El regalo (que los visitantes canjeaban por la cartita, mientras los camellos se llevaban el pasto y bebían el agua) era lo de menos, no recuerdo ninguno de ellos; pero aquellas madrugadas de vigilia en mi cuarto, aguardando a los Reyes Magos, son imborrables.

Día de los Reyes Magos: ¿por qué se celebra el 6 de enero y cuál es su  origen? - Infobae

Estos son mis recuerdos, seguramente surgirán los tuyos. ¿Cómo vivirán la noche y el amanecer del día de Reyes los chicos de ahora?

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