El tenista español, Alejandro Davidovich Fokina, estaba a un punto de ganar su primer torneo ATP en Delray Beach (un campeonato que en 2013 obtuvo Juan Martín Del Potro).
Su rival en la final, el serbio Miomir Kecmanovic, sacaba 2-5 y 15- 40 en el tercer y decisivo set, es decir, disponía de dos match points, pero el drive del español se fue ancho, a milímetros del fleje.
Fue el comienzo del derrumbe para el nacido en Málaga hace 25 años, que ya no pudo sacarse de la cabeza aquella oportunidad perdida. Por si fuera poco, en el segundo match point el serbio voleó, la pelota pegó en la faja de la red, y el español no pudo llegar.
Si bien la chance desperdiciada por el hispano había sido inmejorable, el tenis está lleno da casos en que los jugadores pierden puntos para partido que parecían ganados; lo extraño fue la reacción del jugador. «Es injusto, este deporte, es injusto», decía Davidovich, mirando a su cuerpo técnico, como desconsolado.


Pese a ello, Davidovich Fokina volvió a ponerse a tiro. En el game siguiente sacó 5-3, 30-15, y en el posterior estuvo 30 iguales; pero en los momentos cruciales tiraba la pelota a la red, o bastante afuera del court.¿No podía conectarse con el rendimiento que lo habían llevado a la instancia decisiva superando entre otros al top ten Taylor Fritz?
Parecía que su mente le decía que no podía perdonarse haber fallado, como que se convenció ser víctima de la “mala suerte” y que no era su día.
Como incrementando el drama, en 5 iguales, sacando 0-40, el español interrumpió el lanzamiento del saque y se quitó una de las zapatillas. Kecmanovic no entendía nada, el español le mostró al público que el calzado estaba roto y debía cambiarlo.

Se acercaba el final de la historia, Kecmanovic sacó para el partido y lo definió por 7-5 en el segundo match point. Fue 3-6,6-1 y 7-5 el score) El estadio enmudeció unos instantes, el campeón consoló a Davidovich, al igual que los directores del torneo.
Como para superar el trago amargo, al finalista alcanzar la final del 250 en Florida le permitió escalar diez puntos en el ranking y colocarse top 50, aunque decidió bajarse del ATP 500 de Río de Janeiro y retornar dentro de dos semanas en Acapulco.
El nombre de Davidovich Fokina, resulta conocido para los seguidores del tenis de nuestro país, ya que en 2017 superó en la final junior de Wimbledon al argentino Axel Geller. Este último, ex n 1 del mundo juvenil, fue a jugar tenis universitario a Stanford, Estados Unidos, donde abandonó al poco tiempo el tenis profesional para dedicarse al mundo de las finanzas tras graduarse con altas notas.
Procesos mentales
Pero que pudo haberle ocurrido a un jugador de la calidad del personaje central de esta nota. ¿Miedo a ganar? Difícil en alguien que estuvo en instancias parecidas y a quien se le fue una pelota que podía haber definido el partido, pero al no ocurrir se desató como un juego mental
El profesor de tenis mexicano Ariel Santos Lara, hace una interesante observación: “Más que miedo a ganar, es que van a decir, la mente se llena de pensamientos negativos se rumea algo así como “ya lo tenías, ya deberías haber terminado este partido, buscas una excusa que te sirva de muleta para apoyarte, que estabas lesionado, las zapatillas Pero la tendencia no va a cambiar mientras no salgas de esa espiral de pensamientos negativos. Con pensamiento positivo puedes seguir el partido con porcentaje de errores y tiros ganadores (siguiendo la tendencia que llevó a la ventaja) la victoria llegará Pero no concretar las oportunidades genera ansiedad y te sumerge en ataque de pánico. Es compleja la mente a veces como los incendios, si no gestionás la emoción, la ansiedad te puede llegar a consumir”. Davidovich Fokina encabeza su cuenta de X con el lema «Intento ayudar a la mayor cantidad de animales posible. Solo trato de no lastimarme cuando me tiro a la cancha».



Antecedentes y superación
Hay dos antecedentes en que el mismo jugador se sintió atravesado por situaciones limites,
En Wimbledon 2023, estando 8-8 en el tie break del quinto set que venía jugando de manera espectacular, frente a Holger Rune, decidió sacar de abajo, el danes devolvió fácil y en el punto siguiente se quedó con el partido. «Me he cagado (sic) tuve que sacar de abajo porque estaba temblando», le dijo a la revista Marca.
Ese mismo año, previamente Davidovich Fokina había llegado a la final del Masters 1000 de Montecarlo. después de vencer nada menos que a Novak Djokovic, David Goffin, Fritz y Grigor Dimitrov, cayendo en la definición con Stefanos Tsitispas.
Pese a ese fantástico logro, el drama lo tocaría al año siguiente en el mismo Principado. «Casi no pude entrar en pista pensando en que hice final el año anterior (y tenía que defender los puntos»), indicó el entonces número 25 del ranking ATP. Después de dos días sin moverse, postrado en la cama del hotel, sintiendo como el cuerpo extraño, Davidovich cayó por 6-2 y 6-2 con Karen Khachanov.
«Todo el mundo necesita ayuda psicológica. Para superar el stress que sufrimos los tenistas en una pista, tienes que tener tus herramientas y tú solo no te las puedes crear» expresó el jugador quien curiosamente el año pasado prescindió de un psicólogo que lo habia asistido durante mucho tiempo.
Más allá del caso Davidovich Fokina, una serie de Netflix reflejó la situación que había vivido Mardy Fish (ex top ten) a quien los ataques de pánico lo llevaron a decidir retirarse del USOpen, su torneo favorito antes de enfrentar a Roger Federer.
Cuando se dirigía al complejo Billie Jean King para jugar por octavos de final contra Federer –contaba en la serie- sintió que se desequilibró en el transporte del torneo. Tenía ataques de ansiedad cada diez minutos». Cuenta que cuando regresó a California no salió de la casa por casi cuatro meses. Sólo salía para ver a mi psiquiatra”, confesó Fish quien percibía la comparación que el público hacia respecto a Andy Roddik.
“Por lo que atravesé es que aprecio tanto la salud mental”, señaló Fish quien hace una década dejó el tenis profesional.
“Tenía problemas para conseguir el sueño. No podía dormir solo. Tuve que llevar a mi esposa conmigo, a todos lados, siempre”, contó en la serie de Netflix
El deporte de alta competencia tiene una exigencia que hay que saber y poder manejarla.
Claro que es hermosa la vida del tenista, en cuanto a viajes y poder vivir de lo que a uno le gusta, pero el profesionalismo necesita de asistencia, contención (familiar o profesional).
Es cierto, hay fenómenos que parecen tener todo controlado, uno recuerda a Bjorn Borg el hombre de hielo, o los fenomenales Big 3, pero los “terrenales” tienen que saber convivir con las frustraciones y usufructuar las experiencias.
Después de todo es un deporte, y siempre hay revancha.
