Acreditado y un balance sobre la Feria del Libro 2025.
El coordinador de la Zona Futuro de la FIL de Buenos Aires, Esteban Castromán, define al evento como una «fiesta de la cultura» .
Ayer fue la última jornada de la 49 edición del acontecimiento más importante alrededor del libro en la Argentina, y uno de los más destacados en Latinoamérica y el mundo. Una fecha significativa ya que comienza a correr el reloj de 360 días de cara al medio siglo.
Para hacer un balance de la Feria del Libro 2025, conversamos con Castromán (también gestor cultural, editor, y escritor).
A continuación, la imagen y el audio de la entrevista:
En la segunda parte, Esteban nos comenta sobre el aumento de la asistencia y de la diversificación de actividades como los Audiolibros.
Y hace referencia al espíritu de la FIL de Buenos Aires, tratándose de un evento cultural y comercial.

Algunos datos que pudimos recabar en nuestra cobertura, por un lado fue la gran asistencia, sobre todo los fines de semana, que habría superado con creces a la del año pasado (se calcula alrededor de un millón de personas), aunque no a la del anterior. Pese a los precios elevados de los ejemplares nuevos (entre 25.000 y 40.000 pesos) se encontraron ofertas (aunque no demasiadas), y la posibilidad -como viene ocurriendo- de acceder a descuentos con el cupón de entrada que aliviaron el costo; al punto que algunas editoriales tuvieron que poner una faja alrededor de sus stands ante el desborde de gente.
Los stands distribuidos en diversos pabellones fueron 346 y participaron unos 500 expositores.
En cuanto a las grietas políticas -y en política cultural- la confrontación pareció bajar el tono respecto a 2024 y hubo expositores -en cuanto a tendencias- para todos los gustos sin que se registraran incidentes.
Sí, hubo polémicas intensas como la del cierre (publicación de ayer), pero siempre son saludables las discusiones en un marco de respeto.
A veces las salas de presentaciones de libros o debates quedan desbordadas y se genera alguna incomodidad o discusión, pero son pocos casos.
Quedarán como recuerdo, los homenajes a Mario Vargas Llosa (seguro se extenderán el año próximo por la cercanía que el Premio Nobel peruano tenía con nuestro país); así como la presencia de escritores que tuvieron enorme convocatoria, con filas interminables para las firmas de libros y tomas de fotos.
Entre los visitantes, el fenómeno fue notorio -observó éste cronista- respecto a los españoles Pérez Reverte, Javier Cercas, Fernando Aramburu, o la nicaraguense, Gioconda Belli, pero seguramente hubo varios casos más.
Una actividad muy interesante fueron las seis mesas de escritores latinoamericanos de las que participaron, por ejemplo, el exitoso guatemalteco, Pablo Halfon, junto al argentino Martín Kohan.
De otros paneles fueron parte las argentinas Romina Paula y Marina Yuszczuk; el reconocido Fabio Morabito por México, Alejandra Jaramillo (Colombia) y exponentes de otros países del continente.
Sorprende la cantidad de chicas que siguen a las autoras de novelas románticas, como si fueran estrellas de rock.
De acuerdo a informes periodísticos, entre los libros más vendidos estuvieron El Eternauta; Por si un día volvemos de María Dueñas; La felicidad de Gabriel Rolón, La traición de mi lengua de Camila Sosa Villada, El Buen Mal de Samanta Schweblin, y los de la coreana Premio Nobel, Han Kang.
Muy consultados fueron libros referidos al Papa Francisco, y se registró un renovado interés por la obra de Vargas Llosa.
En Penguin Random House pusieron en el primer escalafón de ventas a La muerte ajena de Claudia Piñeiro y En agosto nos vemos, la novela póstuma del Nobel colombiano Gabriel García Márquez.








