Triple enfoque: económico, político y sociológico; sobre la elección en CABA

La victoria de LLA, la debacle del PRO y la ausencia récord en la votación, tiene diversas lecturas. Lo que sigue a continuación, es un análisis que aborda el costado económico (producto de consultas informales), otro político (que surge de la observación periodística), y finalmente un aspecto sociológico (valorativo).

Desde el lado económico:

– El triunfo de la lista encabezada por Manuel Adorni, en los barrios de mayores ingresos (Recoleta- Palermo, etc), estaría dado por el aval de gran parte de los habitantes de esos territorios a la política económica del gobierno.

Por un lado el dólar barato, la mejora de indicadores macroeconómicos, la baja (aunque parcial) del cepo, el blanqueo con el que se vieron beneficiados; y otras anunciadas (como la baja de aranceles para importar celulares) y medidas desregulatorias, que son avaladas por ese sector de la población.

– En los barrios donde predomina una población de ingresos medios (Flores, Caballito) el buen resultado de La Libertad Avanza (LLA) se podría explicar básicamente por la baja de la inflación, indicador que no se reflejó de manera uniforme al plano electoral, ya que en otras comunas con ese componente promedio social (Villa Crespo, Almagro) la victoria correspondió a la lista encabezada por Leandro Santoro. Parte de la sociedad no percibe la baja de la inflación en sus bolsillos: los precios siguen escalando (prepagas, telefonía y cable) y parecen no encontrar freno.

– Los pobladores de barrios con franjas de ingresos en promedio más bajos (Villa Lugano, Nueva Pompeya) respaldaron mayoritariamente -como suele ocurrir- al candidato del peronismo y sus aliados; son lugares donde más se siente la dificultad de llegar a fin de mes.

Obviamente se trata de una observación, sin matices; porque en cada una de las 48 circunscripciones hay motivaciones cruzadas (está lo institucional, sectores productivos más o menos afectados por las políticas del gobierno; etc, que seguramente se volcaron hacia otras opciones).

El lado político: Sin duda el factor más notorio fue el transvasamiento de una enorme franja del electorado del Propuesta Republicana (PRO) hacia LLA.

Por un lado, ello tendría que ver por un desgaste de los amarillos, la percepción de que en tal estructura lo que se desató fue una lucha por egos e intereses personales.

El salto de Jorge Macri de Vicente López para ser jefe de Gobierno, y la reacción de Horacio Rodríguez Larreta, con su candidatura -presentada como una especie de vendetta– que obtuvo el cuarto lugar, nada más que con el 8 por ciento de los votos, tiene que ver con eso.

Hoy el politólogo Alejandro Catterberg comparaba la elección de la víspera con aquella en la que Kirchner «mató» políticamente a Eduardo Duhalde; por un lado me parece prematuro, pero por otro es cierto que la política desde el punto de vista agonal es una batalla por el poder y cuando la gente (pero sobre todo los dirigentes) perciben que la «ola» va para un lado determinado, se suelen montar en ella.

No tiene nada que ver con lo ideológico, no era que los duhaldistas (periodistas tradicionales) en 2005 se habían vuelto «progres», era que en el gobierno de Néstor Kirchner había indicadores de crecimiento económico con el que consiguió elevados niveles de adhesión, por lo que un montón de peronistas de derecha saltaron con garrocha.

Sí disiento con Catterberg cuando deslizó que el PRO es un partido antiperonista, y que en cambio LlA es solo antikirchnerista.

No creo que sea así, en las raíces del PRO hubo un alto componente peronista, menemista y duhaldista; el mismo Macri, pero sobre todo dirigentes como (Cristian) Ritondo, (Diego) Santilli, etc, aunque poco quiera decir ser «peronista a secas», siempre se enrolaron en el peronismo. En cambio me parece que LLA es más concesivo respecto a incorporar a recientes no kirchneristas puros, pero sí massistas o de otras vertientes que acompañaron al kirchnerismo.

El lado sociológico: Que no haya votado casi la mitad del padrón, suena alarmante.

El mensaje es claro (más allá de no haber provocado mayor interés una elección de concejales): Hay que bajar el gasto de la política, controlar el modo en que se financian las estructuras, oxigenar el acceso a los partidos, etc.

De todos modos, es preocupante para la sociedad, NO para los dirigentes que se van acomodando, cambiando de partidos o jurisdicciones de acuerdo a como sopla el viento, con pocas ideas, sin ideales, viviendo no solo de la política, sino sobre todo a costa de ella.

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