Una clase del dramaturgo Mauricio Kartun para incentivar la creatividad.
Siempre resulta tentador tratar de atrapar secretos que potencien nuestras ideas. Seguramente por ello, es que el destacado autor teatral Mauricio Kartun reunió una importante concurrencia en la reciente Feria del Libro de San Martín, donde expuso bajo la consigna: «Eso que llamamos inspiración: los mecanismos que impulsan la creatividad artística».
Libretista teatral, Kartun viene incursionando en otras variantes de la escritura (hace un par de años se publicó su primera novela: Salo Solo).
Por lo tanto, sus consejos apuntan más que a un género determinado al alma del artista.
El método de escritura recomendado por Kartun -que explicitó en la disertación- es el «fluir acrítico», el cual consiste en escribir en «estado de felicidad», «sin cuestionarse».
Escribir sin parar -deslizó el conferenciante- sabiendo que en principio lo estoy haciendo mal; sin prestar atención a que palabra elijo, con la premisa de que «todo lo que hago lo puedo corregir».
Entonces -insistió- se pierde el miedo, porque el miedo existe cuando algo no se puede corregir. O sea, hay que tener claro que no se viene el mundo abajo si escribís mal; en cambio ello puede ocurrir si escribís bien, pero las cosas se terminan haciendo mal.
Para graficar esa primera aproximación, Kartun citó a su colega fallecido Tito Cossa, cuando decía: «La mejor escena escrita con la última copa de la noche, es una m… leída en el desayuno de la mañana».
Obviamente que Kartun no convoca a escribir mal a propósito, sino a convencer en que, lo habitual es ir avanzando a prueba de ensayo y error.
Lo importante es el fluir, el agua, porque «siempre tuvo que haber llovido en nuestras vidas«, afirmó Kartun en alusión a experiencias, vivencias y la capacidad de observación que tengamos.
De fondo se escuchaba caer la lluvia, lo que daba una sensación de melancolía esa tarde de domingo en la sala Historias colectivas, ubicada en el interior de la Municipalidad de San Martín, una de los escenarios en que se desarrolló el evento.
«Hay una pendiente, una energía, un cauce y una estructura», expresó el autor de «La Vis Cómica» obra de reciente éxito en la cartelera teatral.
Es decir, hay una convocatoria a la acción, a ponerse en marcha sabiendo que por más que te haya impactado un libro y quieras seguirlo «nunca vas a tener una idea igual a la de esa obra que te gustó, si no avanzas en la escritura».
La propuesta didáctica de Kartun pasa por entender que las ideas proceden de las imágenes, no al revés. Recurriendo a una metáfora tenística: el saque lo tiene la imagen, la idea devuelve, acota la imaginación. «Tenés que encontrar algo dentro tuyo, amigarte con el imaginario».

La heladera y el alimento
«Comprar la heladera, llenarla de cursos no alcanza», reflexionó el personaje central de esta nota, y comentó una experiencia de hace unas décadas en Catamarca donde fue a dar un seminario para el que había veinte inscriptos. «La secretaria de cultura me recibió comentando que había una niña de un colegio secundario, muy mal educada, que quería entrar en el curso, me encontré con ella, era una chica joven, bajita, con impertinencia encantadora que me pidió por favor participar del curso, le expliqué que estaban las vacantes cubiertas y que yo prefería trabajar con adultos. porque digo malas palabras, etc; me insistió diciendo que lo único que quería en la vida es escribir, que lo hacía hace mucho tiempo, hasta que me convenció; le propuse al grupo trabajar con universos conocidos: pocos me dieron bola. todos querían ser Griselda Gambaro, Tito Cossa, Tato Pavlovsky, resulta que la piba escribió la mejor obra de los veinte: la hipótesis era divertida se llamaba tres recreos (al comienzo de año, antes de las vacaciones de inverno y el ultimo día de clase) sobre tres chicas enamoradas del mismo muchacho y como cada una iba cambiando con el tiempo. La resolución era ingeniosa y el uso del idioma de un catamarqueño adolescente, delicioso».
Quiero decir -continuó Kartun- «hay que imaginar con el trasfondo del mundo que uno habita, sino se nota lo artificial… El escritor es como el alfarero, está moldeado por el ambiente. Como decía (Baruch) Spinoza -una frase que Kartum contó que para él es como un sello- hay que «habitar los cuerpos»… No quiere decir que necesariamente uno tenga que vivir en ese tiempo, pero en el caso que uno escriba sobre un tiempo histórico -como le ocurrió con La Semana Trágica- «hay que conocer, pero sobre todo habitar la época».
Jugar y aprovechar las «rachas»
Kartum sugiere aprovechar la energía y tomar la escritura como un juego (lo cual no quiere decir que no haya que poner dedicación y esmero), pues -subrayó- la rigidez conspira contra la imaginación.
Siempre aparecen rachas -sostuvo Kartun- en las que uno parece iluminarse, entonces hay que saber aprovecharlas; en cambio cuando uno encuentra que no puede avanzar -por ejemplo en una trama- dejarlo, sabiendo que hoy pierdo y gano mañana.
Haciendo un símil entre la literatura y el azar, Kartun recurrió a una cita: «El que juega por necesidad, pierde por obligación, porque de enero a enero la plata es del banquero»-
Por lo tanto hay que entender que existe una especie de tiempo abolido (no perdido) en que una historia o un argumento no prospera.
«En google figuro como autor de 35 obras, son las estrenadas, pero escribí más de cien», ejemplificó el prolífico dramaturgo, y agregó: «El mejor artista es el que tiene más resistencia».
El artista tiene que seducir (llevar aparte, no conducir). «Mientras expongo miro al público, observo las caras y las reacciones ofician como estímulo…»; «uno cuando escribe, en el fondo lo hace pensando en los amigos, o en referentes… Puede ser un leit motiv crear y hacer -por ejemplo una pieza teatral- como si la estuviera viendo alguien que uno admira», fueron otros de sus conceptos.
«En cuanto al cauce, hay veces que con diez renglones tengo la obra, y el recorrido del agua me va llevando«.
