El autor de esta nota sufrió la fractura de un dedo de la mano izquierda; durante un par de meses tuvo que asistir a kinesiología para lo que recurrió a la aplicación Uber.
A modo de cronista, los veintipico de recorridos fueron aprovechados para hacer una especie de petit relevamiento entre los choferes antes de las elecciones primarias que se avecinaban; y aquel pudo constatar un apoyo contundente a la postulación de Javier Milei, basado en diversas razones: Casi todos por hastío con la clase política (varios adoptaron el término «la casta» difundido por el líder de La Libertad Avanza) , algunos por las»ideas» económicas (puntualizando en la dolarización) y en gran medida por un fuerte rechazo a la sindicalización.
Haciendo una tipología de los conductores de Uber, se los puede dividir en dos clases : Los que lo tienen como único o excluyente trabajo, quienes a la par desempeñan otro empleo, o estudian.

En el primero de estos ítems, el apoyo a Milei entre los que aceptaron el convite a opinar sin avisarles que se trataba de una nota (porque no era la intención, ocurre que el periodista no puede con su genio), es prácticamente unánime. Prácticamente, porque no todos aceptan mantener una conversación que ronde la política como ocurrió con las únicas dos mujeres que condujeron un auto de la plataforma.
Dos de los choferes comentaron que estudian la carrera de economía; en términos similares sostuvieron que Milei es el único que tiene respuestas sobre el tema, que la moneda nacional no tiene valor, y que la dolarización sería una buena medida.
Uno de ellos, añadió que «aún sostiene» una empresa familiar que cuesta cada día más mantener por la imposibilidad de conseguir insumos importados para lo cual solo se puede acceder mediante negociados.
Existió entre los opinantes un fuerte énfasis en la inseguridad y en cuanto a los planes sociales hay matices. «Hay gente que necesita de asistencia social, yo ayudo en lo que puedo, pero con los planes se quita el incentivo de laburar», fue una de las afirmaciones.
Otro denominador común es la bronca con los popes sindicales.
Dos de los consultados -del grupo de quienes se dedican full time a Uber- deslizaron que votarían a Patricia Bullrich justamente porque -palabras más o menos- se les plantó a los sindicalistas. En cuanto a Milei pusieron reparos acerca de su personalidad.
Ni un solo apoyo recogió la postulación de Horacio Rodríguez Larreta, quizá porque en la disputa puntual de los taxis con Uber jugó a favor de los primeros, pero es una hipótesis. «Más de un tipo de la CGT, tienen flotas de taxis y más de uno es dueño de Uber», escuchó un interlocutor en la radio.

Apenas un «voto» cosechó Sergio Massa, de un conductor que es inmigrante brasileño, pero hace años vive aquí. «Amigo, es que si no es un peronista, no puede gobernar», esgrimió.
La última consulta del relevamiento fue en la víspera, ya conocido el resultado de las PASO. «Voté la lista completa de Milei, decidí el voto después del crimen de la chiquita Morena en Lanús y del médico( Juan Carlos Cruz en Morón). Fue la gota que rebalsó el vaso», dijo textual un chofer que vive en el distrito bonaerense de Merlo.
«Los argentinos ya probamos todas las opciones y así estamos», fue una de las frases que más se repitió entre los dispuestos a respaldar a quien tuvo más votos para presidente en en las PASO.
Si se tendría que hacer una síntesis como colofón; por una especie de defensa de liberalismo económico, o por un rechazo «hacia los políticos que nos llevaron adonde estamos» (un discurso que también apareció fuerte), la candidatura de Milei en Uber anduvo sobre ruedas.
Figarillo II
