Hay aspectos del discurso de Javier Milei del viernes pasado en la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, que no están relacionados directamente con la política económica (varios de ellos denominados «anti casta») que dependen en su evolución: en algunos casos de decisión política, y en otros de la misma «casta» ¿Qué rumbo tomarían esos anuncios?

Sobre el tema educativo, la mención presidencial a la formación «antiliberal» en los institutos de formación docente, tiene que ver con el contenido de las curriculas (sobre todo en Ciencias Sociales) con un enfoque unilateral, muy en línea con una tendencia del peronismo.

En las áreas educativas, se estaría analizando modificar las pautas que ofician como guía de los profesores secundarios (menos orientada por ejemplo a las teorías de la confrontación social o anticapitalistas), así como a extender la posibilidad del acceso a la docencia a personas de diversa formación académica.

Acerca del corte del financiamiento público a los partidos políticos, anunciado por Milei, implica una reacción contra la proliferación de “sellos” partidarios de los que mucha gente aprovecha para vivir de los aportes que se distribuyen previo a cada elección.

La intención del Ejecutivo es que cada estructura financie su propia campaña, merced al aporte de los afiliados. Habría que ver la reacción de los partidos tradicionales ante tal iniciativa.

En cuanto al financiamiento privado, los controles judiciales tienen que ser muy estrictos en que se trate de fondos lícitos.

En relación a los medios públicos, se determinó el cierre de Telam (agencia creada por ley), pero todo indica que medios como la TV Pública y Radio Nacional, van a continuar por lo menos un buen tiempo en manos del Estado.

Tal vez se pueda avanzar en tener medios públicos al estilo de varios países europeos o como los norteamericanos, aunque la idea –según trascendió de las nuevas autoridades en la materia- sería financiarlos con publicidad privada y contenidos pluralistas.

Las elecciones libres en los gremios, con límites a las reelecciones de los secretarios generales (incluida en la ley electoral), es una de los anuncios presidenciales que cuentan con mayor adhesión de la opinión pública pues iría en línea con la democracia sindical y evitando que muchos popes de la CGT se sigan eternizando en el poder.

Para una medida semejante habría que modificar la ley de asociaciones gremiales; en caso de no ser respetada la norma un afiliado pueda recurrir a la justicia.

Una reforma política sería necesaria. Un reciente proyecto naufragó en la bicameral del Senado; el mismo proponía modificar el sistema electoral para la elección de diputados y establecía la lista completa; debería incluir el fin de las listas sábanas.

Y sobre el fin de los privilegios en la política, sin duda es importante. Pero cabe plantear algunas observaciones:

Por un lado, el terminar con las jubilaciones de privilegio de ex presidentes y vices, ¿chocará con derechos adquridos? La respuesta la tendrá la justicia; desde el plano valorativo: ¿no debería también alcanzar a otros altos funcionarios?.

La imposibilidad de ser candidato con condena de segunda instancia es lo que se conoce como “ficha limpia” y hubo en el Congreso proyectos en ese sentido (por ejemplo una de Coalición Cívica) que quedaron postergados. Habría que ver si esta vez se consigue avanzar con la iniciativa.

Acerca de la cuestión de los asesores, debe haber austeridad, es cierto -en la cantidad y los montos que perciben-, pero los legisladores (así como otros funcionarios) necesitan especialistas que los asistan, la cuestión es evitar el “acomodo” o el nepotismo en las designaciones.

Por información disponible, existen serias dudas de que esa mala costumbre se haya revertido.