«Uno no elige ser escritor, la literatura lo elige a uno», Para Paul Auster, su oficio era un destino inexorable

Aunque a los treinta años se sentía fracasado y con poca confianza en sí mismo; «Aún no sabía que para llegar a algún lugar me costaría el doble que los demás», espetó en A Salto de Mata.

Ayer, al conocerse el deceso de Paul Auster a sus 77 años, los diarios y las redes sociales dieron cuenta de la cantidad de lectores fieles al neoyorkino, autor de una obra muy variada, que complementó con actividades como guionista de cine (memorable la película Cigarros) y director.

En sus esbozos autobiográficos aparece el escritor luchando contra su frustración, pero que reincide una y otra vez, porque siente que no le es posible ser otra cosa.

En esta nota, hacemos mención a la tragedia que marcó los últimos años de su vida y -como contrapunto- a otras circunstancias que le dieron satisfacción.

Los comienzos para Auster son esenciales en una novela, de acuerdo a lo que expresó en su última visita a Buenos Aires, junto a su esposa Siri Hustvedt, que quedó reflejada en nuestro medio (https://acreditado.com.ar/2021/10/25/matrimonio-de-escritores-no-sale-nada-de-casa-sin-la-aprobacion-del-otro/) En éste artículo reproducimos un par de ellos.

De alguna manera, puede deslizarse que los textos de Auster son de fácil lectura, no porque sean simples, sino porque -como afirma Elvira Navarro en Letras Libres-, tienen una música, un ritmo, aspecto que especialmente caracteriza su estilo.

En A Salto de Mata, hay una referencia concreta a su vocación de escritor; quizá sirva como refugio a quien comparte esa dicha, pero que a veces siente que todo esta perdido.

Auster, dixit: «Cuando llegué a la treintena, pasé por unos años en los cuales todo lo que tocaba se convertía en fracaso. Desde siempre, mi única ambición había sido escribir. Lo sabía desde los dieciséis o diecisiete años, y nunca me había hecho ilusiones de que podría ganarme la vida escribiendo. El escritor no «elige una profesión» como médico o policía. No se trata tanto de elegir como de ser elegido…»

«Creía en mis capacidades, y sin embargo, no tenía confianza en mi mismo. Era atrevido y tímido, ágil y torpe, resuelto e impulsivo: un monumento viviente al espíritu de contradicción. Mi vida acababa de empezar y se movía en dos direcciones a la vez. Aún no lo sabía, pero para llegar a algún lugar tendría que esforzarme el doble que los demás».

La Invención de la Soledad comienza con el momento en que se entera del fallecimiento de su padre: «Un día hay vida. Por ejemplo, un hombre de excelente salud, ni siquiera viejo, sin ninguna enfermedad previa. Todo es como era, como será siempre. Pasa un día y otro, ocupándose solo de sus asuntos y soñando con la vida que le queda por delante. Y entonces, de repente, aparece la muerte. El hombre deja escapar un pequeño suspiro, se desploma en un sillón y muere…».

Abajo un opúsculo homenaje a su maquina de escribir; al lado»Creía que mi padre era Dios», incluye testimonios de oyentes de un programa de radio que condujo Auster

En ese instante -cuenta- le estaba preparando el desayuno a su hijo Daniel; y uno como lector de pronto hace un intervalo pensando en la tragedia que aconteció hace dos años (el fallecimiento del mismo Daniel, hijo que tuvo en su primer matrimonio con Lydia Davis por sobredosis tras ser detenido como acusado de negligencia por la muerte de su bebé (la nieta de Auster). En fin, la noticia recorrió el mundo, y uno no puede dejar de preguntarse cuanto puede haber influido en el final del personaje central de esta nota, más allá que su muerte fue producto directo de un tumor en los pulmones.

Por lo que se conoce, una vez ocurrida la fatal cadena de episodios, Auster se refugió en la escritura de su último trabajo  Baumgartner, que tuvo muy buena repercusión en la crítica literaria.

Con Siri, Paul Auster fue padre de la otra hija Sophie con quien pudo compensar los momentos oscuros. Sophie (ahora de 35 años), cuenta una crónica publicada en la víspera por el diario La Vanguardia ha heredado las dotes artísticas de sus padres. Es cantautora y ha recibido varios premios en España y actúa en el país ibérico con mucha frecuencia.

Su novela póstumo, con matices autobógráficos

El inicio de Diario de Invierno, Auster aborda filosóficamente una cuestión planteada en otros escritos: lo inesperado que ocurre de pronto y cambian abruptamente las cosas. «Piensas que nunca te va a pasar, que no puede pasarte, que eres la única persona en el mundo a quien jamás le pasarán cosas así, y entonces, una por una, empiezan a ocurrirte tal como a cualquier otro…» Luego va alternando en el relato etapas distintas de su vida, con reflexiones no exentas de humor. «Palabras de tu abuela a tu madre: Tu padre sería un hombre tan maravilloso si fuera diferente…» No estaría mal, concluir esta nota con ese matiz, pensando en continuar leyendo a Paul Auster en cualquier momento.

CR

Acreditado también publicó un intercambio epistolar entre Paul Auster y J.M Coetzee en lo que se refería a Roger Federer. Las cartas completas aparecieron en un ejemplar titulado Aquí y Ahora)

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.