Muchas veces, un aspirante a escritor entra en dudas sobre su capacidad, se «traba«, se compara con grandes literatos y se desanima. Por ello, resulta harto estimulante leer este pequeño texto, nada menos que del autor del Facundo, Domingo Faustino Sarmiento, una joya que pongo a disposición de nuestros lectores: «En vez de ocuparos de la forma, de la pureza de las palabras, del redondeo de las frases, de lo que dijo Cervantes o fray Luis de León, adquirid ideas de dondequiera que vengan. Nutrid vuestro espíritu con las manifestaciones del pensamiento de los grandes liminares de la época, y cuando sintáis que vuestros pensamientos a su vez se despiertan, echad miradas observadoras sobre vuestra patria, sobre el pueblo, las costumbres, las instituciones, las necesidades actuales, y enseguida escribid con amor, con corazón, lo que se os alcance, lo que se os antoje, que eso será bueno en el fondo, aunque las formas sean incorrectas; será apasionado, aunque a veces sea inexacto. Agradará al lector, aunque rabie Garcilaso. No se parecerá a nadie; buena o mala, será vuestra y nadie os la disputará».
