A nuestros lectores, feliz Día del Amigo.
No es éste un artículo exhaustivo sobre la amistad, se trata apenas de un punteado improvisado para el propósito de estas líneas que es saludar a nuestros lectores en el día del amigo.
Estaba tentado uno a escribir la «verdadera amistad», pero ¿cómo adjetivar un sentimiento que es completamente subjetivo?
La amistad es semejante al amor, pero tal vez con menor carga, se la puede vivir de manera más serena, y tal vez es más permanente.
Ello no quiere decir que las amistades no se renueven, muten con el tiempo; a veces los amigos llegan a nuestras vidas en un momento circunstancial, a veces impensado, mientras otras amistades se desgastan, o mutan, porque a veces es necesario «soltar» relaciones que respondieron a una actividad concreta y que agotadas se transforman en otro tipo de vinculo (muy interesante en este punto algunos conceptos de Ismael Cala en «El Poder de Escuchar»).
Desde los filósofos griegos mucho se ha abordado el tema de la amistad, para Platon el sentimiento más sublime.
Pero quien profundizó la cuestión fue el estoico, Séneca, en sus Consejos a Lucilio con frases como estas: «Si eliges como amigo a quien no confías más que en ti mismo, rotundamente erras porque no conocés el verdadero sentido de la amistad». Es que la amigo es como el familiar, el hermano o hermana que uno elige.
El primer paso para Seneca es «aprender a ser amigo de uno mismo» y a partir de ello – de la valoración personal- poderse si es necesario perdonar, es que la persona se va abriendo a las amistades. Es probable, que con el tiempo existan desilusiones, o arrepentimientos sobre una amistad, pero en este caso puede valorarse como una experiencia, una vivencia que deja enseñanzas, a veces a costa de sufrir. No obstante, en estos casos no está demás revisar la conducta individual en ese vínculo de dos.
Un aspecto peculiar en relación a los personajes exitosos es la amistad interesada, que seguramente en su orígen fue superficial. Son los «amigos del campeón» a los que se refería Seneca cuando expresaba: » «A la prósperas fortunas las acosa una multitud de amigos, a los caídos en desgracia los acompaña la soledad. Quien comienza a ser amigo por interés, por interés dejará de serlo«.
Hay amigos de los primeros años de vida que perduran; más aún los de la adolescencia, los del barrio, aunque en la aldea global que es el mundo, el dicho que la amistad no tiene fronteras es más válido que nunca.
No hay fronteras para la amistad, ni territoriales, ni de orígen; por el contrario la diversidad enriquece los vínculos.
Hay un sentimiento sublime que engarza nuestra conexión con los animales y los seres humanos. En tal sentido, están grabadas aquellas palabras de Jenofonte (teniendo en cuenta la creencia de los griegos en la transmigración de las almas): «Cesad de castigar al perro, ¡es el alma de un amigo mío que he reconocido al verlo llorar!».
Cientos de temas musicales, películas, obras de arte en definitiva se dedicó al tema de la amistad. Como bien indica la canción que reproducimos, si bien la proximidad es importante, la amistad no depende tanto de la distancia, sino de saber que -en las buenas y en las malas- el amigo está en algún lugar. De algun amanera, «los amigos no se pierden cuando se dejan de ver, sino cuando se los deja de recordar».