
Lo había planteado una revista desde la tapa el año pasado sobre la entonces primera ministra británica Theresa May: Se estaba jugando Wimbledon 2018 y ella estaba lanzando su segundo servicio: ¿Podría ganar el juego?… Finalmente, continuando con la parábola tenística cometió varias dobles faltas y con lágrimas en los ojos dimitió el mes pasado en la puerta de Downing Strret 10.
Sus zizagueos respecto al Brexit (planteando un acuerdo con la Unión Europea que quiso poner en referendum) determinaron que su lugar sea ocupado la semana pasada por el para muchos «estrafalario» Boris Johnson quien puso el acelerador -desde lo verbal y cambando 17 ministros- para la ruptura con la UE.
El tenis puede ser una buena metáfora en la descripción de los personajes de la política del Reino Unido: Wimbledon es el más tradicional torneo del mundo y allí se dan cita casi todos los personajes de la política de ese país. May no se perdió ninguno de los últimos abiertos británicos, asistiendo a la coronación reciente de Simona Halep ante Serena Williams. Johnson, también es habitué al deporte de las raquetas; incluso peloteó con Andy Murray (el escocés bicampeón en el All England) y recibió las felicitaciones de Boris Becker al asumir como premier. También practicó tenis en Estados Unidos donde vivió muchos años.

El próximo Grand Slam -y último de la temporada- se disputa en septiembre en Nueva York. ¿Llegará Johnson (o Donald Trump II por similitudes físicas y de ideas) a esa fecha como primer ministro?
En principio Johnson se mostró contundente en su decisión de llevar el Brexit hasta las últimas consecuencias, aunque deslizó que buscará antes un acuerdo (distinto al de May) ante las objeciones recibidas por ejemplo de su par de Escocia donde el 62 % de la población votó a favor de quedarse en la UE con sede en Bruselas.
Empero, Johnson aseguró que la permanencia de Gran Bretaña en el bloque tiene fecha de vencimiento el 31 de octubre. La cuestión es que tiene una mayoría tan frágil en el Parlamento que es probable no consiga llevar su voluntad hasta el final. Ante la eventualidad de un voto de censura que llamaría a nuevas elecciones, es que en los medios del Viejo Continente lo han bautizado como «Boris el Breve».
El problema que enfrentan los británicos, sostuvo María Laura Avignolo -corresponsal de Clarín en Europa- es saber que Johnson llegará a Downing Street: ¿el Brexitier y populista amigo de Donald Trump, el liberal de corazón conservador dos veces alcalde de Lóndres y promovió una amnistía para los inmigrantes, o el que anuncia que se va de la Unión Europea sin acuerdo? Esta incertidumbre se produce porque las convicciones de Boris son ligth como una gaseosa. Boris trabaja para Boris, según el secretario del Brexit, David Davis».
El escenario, si triunfa el Brexit, podría derivar en que Escocia y Gales donde predomina la tendencia a seguir en Europa se separen de Inglaterra e Irlanda del Norte. Pero además, Johnson tendrá que bregar con un Parlamento que en su mayoría rechaza salir de la Unión sin acuerdo y con una sociedad que se está hartando del debate. En un efecto colateral que se relaciona con nuestro país es el rechazo al Brexit de los isleños de las Islas Malvinas que no podrían exportar sus productos libres de aranceles al continente europeo.
Hay en el personaje Johnson una paradoja o contradicción constante: Admira a Winston Churchill, aunque en el mundo se lo identifica con Trump; lleva en su ADN -como contaba Avignolo- el multiculturalismo.
Además de un abuelo turco periodista que perseguido en su país cambió de apellido, Boris tenía una abuela francesa de Versalles y otra suiza, una madre inglesa y pintora, aristócrata liberal, sangre judía, musulmana, hermanos banqueros, segunda exesposa mitad india sik, cuatro hijos de diverso origen racial, cuñada afgana. Habla fluidamente francés, italiano, español, alemán, griego y latín. Todos argumentos que le sirven para defenderse de los que lo acusan de no aceptar la multiculturalidad o ser racista (y que lo distinguirían de Trump).
Otros datos biográficos que vale tener en cuenta: Alexander Boris de Pfeffel Johnson nacido en Nueva York el 19 de junio de 1964, renunció a su ciudadanía norteamericana hace tres años para no pagar impuestos en Estados Unidos, a la vez su padre consiguió un trabajo ¿dónde? En la Comisión Europea de Bruselas. Y otro: Como periodista fue despedido del The Tmes por inventarse una historia, llevando luego su polémicos artículos al The Daily Telegraph. En este medio, alternando datos ciertos con erróneos, fue construyendo un arsenal de argumentos sobre los perjuicios de la burocracia y los que la integración podría causarle a la economía.
Un artículo de El Confidencial permite asomarse más al personaje: https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2019-07-18/anos-corresponsal-boris-johnson-bruselas-moldearon-brexit_2120847/

¿Llegará entonces BJ al momento del US Open en el cargo que ostenta, estará el Reino Unido en las puertas de la secesión del Viejo Continente; o tras un paso fugaz por el poder el pelirrojo líder se sentará en las gradas del Flushing Meadows como un aficionado después de pegarle a la pelotita amarilla con quien se le ponga enfrente?
C.R