Argentina Open: Veinte años, dos ciclos, futuro incierto

Los contratiempos que atravesó el Argentina Open 2020, más allá de lo que tuvieron de «accidental», deberían ser tomados en cuenta como señales de alerta. En esta nota analizamos el historial: del torneo con sus etapas el dominio de la legión argentina, la hegemonía española y luego de otras figuras europeas. La constante: los faltazos de Del Potro. Y mencionamos las modificaciones que están en el tapete del prestigioso certamen.

La vigésima edición del ATP 250 de Buenos Aires no empezó con buenos augurios. Primero por las ausencias de los top ten Dominic Thiem (bicampeón de este torneo, reciente finalista del Grand Slam Australia) y Matteo Berrettini; y luego con la no presentación del chileno Christian Garín -tras ganar la semana anterior el ATP de Córdoba- y de Fernando Verdasco. Estos últimos dos anuncios se confirmaron el mismo martes en que en el court Guillermo Vilas caía en su debut el campeón defensor, Marco Cecchinato.

No obstante hubo cotejos interesantes (como el que Thiago Monteiro le ganó a Borna Coric) hasta que la «fatalidad» volvió a hacerse presenten en los tramos finales de la competencia. Como es sabido, una contractura sufrida por Diego Schwartzman en cuartos de final ante Pablo Cuevas dejó al certamen sin un semifinalista, instalando en la final a un lucky loser, el portugués Pedro Sousa quien pese a estar averiado en una pierna pudo superar en un match increíble a Monteiro y disputar el partido decisivo cayendo 6-1 y 6-4 frente al noruego Casper Ruud. El escandinavo de 21 años dominó con claridad el partido y fue un campeón de nivel.

El campeón Casper Ruud y el vicecampeón Pedro Sousa en la entrega de trofeos

El calor agobiante en las instancias finales (dos personas fueron asistidas por desmayos) y por otro lado la extensión hasta altas horas de la madrugada de un par de partidos como el de Guido Pella- Facundo Bagnis (Pella en tono graciosos dijo»gracias por quedarse y no aburrirse, a veces hasta yo me aburro») fueron otras circunstancias ocurridas durante el campeonato.

Claro que poco y nada tuvo que ver la organización con tal rethaíla de episodios, pero los mismos iban poniendo en duda cual sería la respuesta del público, el interés de los medios y visto en perspectiva el futuro del torneo.

Pero antes de adentrarnos en las modificaciones que podría tener el torneo para mantener su prestigio internacional, hagamos un poco de historia a través de sus principales protagonistas: los jugadores.

Década I: La Legión Argentina

Tal como señala el periodista especializado Hernán O Donnell la trayectoria del campeonato puede dividirse en dos etapas: La marcada por la fuerte presencia de la legión argentina; y la posterior liderada por jugadores extranjeros (primero españoles y luego también de otros países).

Tras el debut del certamen -en febrero de 2001- con una estrella excluyente Guga Kuerten -que venció en la final al joven misionero José Acasuso-; y la voltereta del chileno Nicolás Massú frente el «Gordo» Agustín Calleri al año siguiente, comenzó la etapa marcada a fuego por la Legión argentina, aunque con la presencia de varios exponentes de la Armada Española que más tarde desembarcaría acumulando títulos.

Aquel primer ciclo fue dominado por los galácticos albicelestes siendo campeones Guillermo Coria en 2004, Gastón Gaudio 2005 (final a Mariano Puerta), Juan Mónaco 2007 y David Nalbandian en 2008 (final a Acasuso), mechándose el español Carlos Moyá que disputó dos finales con el Mago Coria (2004/5) ganando una cada uno respectivamente (Moya volvió a obtener el título en 2006 vs. el italiano Filipo Volandri).

Los cuatro campeones argentinos del ATP Buenos Aires: Coria, Gaudio, Mónaco y Nalbandian

Fase II: La Armada Española y resto de Europa

El «segundo tiempo» prácticamente fue hegemonizado por los españoles, cuando se impuso la vieja y renovada guardia hispana con los títulos de Tomy Robredo (final a Juan Ignacio Chela), Juan Carlos Ferrero, David Ferrer (4 veces consecutivas -incluyendo en 2013 a Stan Wawrinka-, Nico Almagro y Rafael Nadal).

Entre paréntesis, hubo una «primera armada» española destacada en tierra batida muy exitosa en el South American Open el certamen que precedió al actual en la segunda década del 90 con jugadores como Moyá (en 1995 obtuvo su primer título ante Felix Mantilla) Carlos Costa, Alberto Berasategui, Alex Corretja (que le ganó un afinal my pareja a Javier Frana),etc.

Por último, volviendo al Argentina Open se puede subrayar la existencia -dentro del segundo ciclo- de una sub-etapa liderada por europeos más allá de los ibéricos, en la que se alzaron con el máximo trofeo Thiem (dos veces), Alexandr Dolgopolov (sobre Kei Nishikori), Cecchinato, y este año Ruud (coincidiendo un par de años con la convocatoria de grandes figuras como Joe Wilfried Tsonga, John Isner, Gael Monfils, etc).

Poniendo otra vez la mirada en los tenistas de nuestro país; si bien desde 2008 no hay un campeón argentino en el ATP Buenos Aires (Nalbandian fue el último), Schwartzman el año pasado estuvo cerca y aunque fue derrotado en al definición de modo contundente por Cechinatto, en semifinales se dio el lujo de vencer a Thiem.

Este año llegaba el Peque llegaba con muchas expectativas, preclasificado 1, pero lo marginó la lesión, Pella -que tuvo un gran 2019- y Londero -que ganó la primera edición del ATP de Córdoba la temporada anterior- se enfrentaron entre sí, ganando este último que luego cayó ante el campeón Ruud. Es decir que el tenis argentino es nuevamente competitivo.

Por último no se puede soslayar que Juan Martín Del Potro hace más de una década le bajó el pulgar al ATP Buenos Aires, en esta ocasión estaba lesionado pero cuando pudo venir optó por otros horizontes.

La Torre de Tandil solo se hizo presente en 2006, pero nunca más se presentó en el Abierto de Buenos Aires. Un distanciamiento con Jaite (desde cuando el ex 11 del mundo fue coach de Nalbandian) sería una explicación al boicot del tandilense, otra más indulgente sugiere que no hubo un acuerdo y terminó optando siempre por la gira europea (el Argentina Open suele coincidir con el ATP 500 de Rotterdam); en fin difícil de explicar, sería como que Roger Federer no juegue en Basilea, Rafa Nadal en Barcelona, o Marin Cilic en Croacia.

Del Potro habrá percibido que su decisión de no participar en el torneo más tradicional de su país no daña su imagen a partir de haber integrado el plantel que ganó la Copa Davis y ser medalla olímpica.

AÑO XXI

Los propietarios del torneo que dirige Martín Jaite fueron mutando, primero lo compró e dueño del Masters 1000 de Miami (Butch Buchholz), luego a través de Altenis lo manejó el puertoriqueño Miguel Nido (del grupo original y que ahora quedó con el 20 %) y hace unos años la mayoría del paquete accionario lo tiene la empresa Tennium que también maneja el ATP de Amberes y compró los derechos del Conde de Godó cuya cabeza visible es el ex tenista francés Sebastién Grosjean.

El evento contó al comienzo con main sponsors, el original AT$T, Telmex y Claro; ya no tiene una marca hegemónica sino que son diversos auspiciantes y el gobierno porteño.

El de Buenos Aires es un torneo ATP 250, quizá los más complicados de sostener porque los premios son altos (reparte 600.000 dólares 102.000 para el campeón de singles) lejos de los ATP 500 o Grand Slam a los que los jugadores top ten tienen obligación de concurrir.

De acuerdo a lo que trascendió el torneo de Buenos Aires buscaría ampliar las garantías para contar «sí o sí» con algún jugador extranjero entre los primeros diez del mundo con alternativas. Según la visión de Nido es importante para ello que cambie la superficie lo que atraería a alguno de los jugadores que lideren el ranking (como actualmente serían Alexander Zverev, Daniil Medvedev, Stefanos Tsitsipas o el propio Thiem). Acapulco hace unas temporadas ha virado de tierra batida a cemento, pero hay quienes dicen que por tradición en Argentina no es fácil.

El representante de la firma admitió que las semifinales y finales en 2021 se disputarán alrededor de las 19 horas y no a las 15 dado el calor torrencial que en alguna medida afecta al espectáculo. Para ello tiene que acordar con el canal de televisión, uno de los sostenes del certamen.

Hay otro cambio que se estudiaría para los torneos en general -quizá influenciado por lo ocurrido esta vez con Schwartzman- y sería aplicar la regla del lucky loser hasta las instancias decisivas (de haber sido así, Cuevas hubiera tomado el lugar del Peque definiendo con Sousa el pase a la final y no privando al público de ver una semifinal).

Es posible que también se analice jugar una pelota decisiva para desempatar los 40 iguales, se abrevien los sets, o se aplique el super tiebreak para la tercera manga, aunque con estas innovaciones hay quienes dicen que se desnaturalizaría el juego.

En cuanto a lo comercial, de acuerdo a un panéo realizado por Acreditado los stand funcionaron bien sobre todo jueves y viernes día de mucha asistencia al club de Palermo. Los precios de alguna manera no se desbordaron. En el patio de comidas no faltaron los espectáculos, tenistas que se acercaban a dialogar con la gente y juegos para niños.

Son puntos importantes a rescatar; el costo de las entradas (1540 pesos la popular y 2400 la platea más barata para ver la final) es elevado para el consumidor promedio, aunque relacionado a los valores internacionales.

Otro punto a revisar es el del estadio secundario donde este año el acceso se hizo dificultoso y ningún cartel avisaba -como años anteriores- lo que ocurría en el court central.

Con una economía complicada como la argentina, las planes están atados con alfileres; es dificultoso el equilibrio entre restringir gastos y conceder la comodidad que exige el espectador que paga una entrada cara, pero en líneas generales el espectáculo satisface las expectativas.

Sería penoso perder una plaza como la de la capital argentina, de tanta tradición tenística, por eso el desafío de sostener el torneo no es menor.

Para concluir, un ítem que trasciende a la competencia en cuestión y que preocupa a un segmento de los jugadores que contribuyen de manera notable al espectáculo, es el de los dobles. Esa categoría fue ganada por la dupla top ten, argentino-hispana: Horacio ZeballosMarcel Granollers, derrotando en un agónico super tie break (18-16) a la pareja LonderoGuillermo Duran, levantando 4 match points.

«La ATP debería difundir más a los doblistas, creo que es un trabajo en conjunto con los medios» , reaccionó Zeballos ante una consulta de éste cronista.

«Zebolla» ( N4 del mundo en la especialidad) es el cuarto título que consigue como doblista en el Argentina Open, el español el segundo.

Como dando crédito a las palabras del marplatense, cerramos la nota con la foto de los campeones.

El marplatense Horacio Zeballos sigue acumulando títulos de dobles ATP (14), esta vez con el español Marcel Granollers con quien son top ten en la especialidad.

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