La temática de la película «El Escándalo» da para más de una lectura (especialmente si interesa echarle un bocado a la cocina de los mega-medios de comunicación).
La primera por supuesto es el rechazo que genera el acoso sexual, sobre todo cuando es utilizado como arma de poder que determina el destino laboral de un dependiente.
Ese comportamiento repudiable trasciende a los multimedios, aunque en este rubro -como parte del mundo del espectáculo o los entretenimientos- tiene sus particularidades.
Haciendo una breve síntesis, el film pone la lupa en tres periodistas mujeres que reaccionarán de manera distinta a la provocación de Roger un jefe de personal y prácticamente director de programación de uno de los principales canales de televisión de EE.UU.
Pero más allá de la mencionada cuestión, lo que deja entrever la película es la «sumisión» de las periodistas al formato estético que impone en este caso la Cadena Fox, puntualmente Fox News.
Es decir, desde luego que una chica agraciada que cuida su físico, su rostro, en definitiva su presencia tiene derecho a satisfacer sus ambiciones sin que nadie las moleste; pero al enfatizar ese perfil retroalimenta un sistema que excluye a muchas otras mujeres de esa aspiración.
Tal como lo presenta el film, la característica de esas presentadoras es la de ser mujeres ágiles, simpáticas y con buenas dotes comunicativas. Son exitosas en el nivel de audiencia, a la vez que sometidas a la presión de demostrar que «una chica atractiva puede ser inteligente».
El punto es que esas mujeres que luchan por sobrevivir en ese ambiente de neurosis y vanidades, «no se preguntan» cuantas de sus pares, capaces y desenvueltas como ellas, ni siquiera pueden aspirar a una prueba (casting) por no responder al «molde». Y dicha regla no es impuesta por el acosador, sino que de hecho es compartida por la conducción del medio ya que las chicas que no sobresalen desde lo externo (editoras, asistentes de producción) quedan fuera de las cámaras.
Paradójicamente, ese contexto daña la imagen del trío de animadoras-conductoras versátiles y preparadas para sus respectivos ciclos.
Cuando una de ellas (Greta) decide acusar judicialmente, las reacciones de las otras dos es diferente, porque tienen edades y trayectorias distintas, por eso cada una reacciona sobre que hacer a su manera.
Si uno observa algunos programas de FOX (ahora está tendiendo a cambiar) las periodistas parecen «cortadas por un misma tijera», especie de barbies o esbeltas morochas.

Habría que preguntarse si realmente la audiencia busca ese tipo de exposición de una conductora, o es una «imposición» de quienes están al frente del medio ¿realmente le importa a un espectador de un noticiero o magazzine el pysique du role de las conductoras? Apuesto desde lo personal a responder que no.
Otra entrelínea de la película es cierta «impostura» de algunas integrantes del staff que en su vida personal no comparten la concepción conservadora del canal, pero hacen cualquier cosa por estar en la pantalla (una de ellas de familia conservadora siente cumplir el «sueño» de sus padres). ¿Hay vida después de FOX?, de alguna manera se preguntan (suele ocurrir cuando en distintas profesiones uno parece «tocar el cielo con las manos»)
Por otra parte, es interesante la doble faceta del acosador que a la vez de tener comportamientos abominables ayuda a mucha gente y en términos económicos le hace ganar mucho dinero a la empresa, algo que (Rupert) Murdoch -y sus herederos- dueños de la emisora, reconocen.
Para el público interesado en el discurso de los medios vale la pena observar como se maneja con astucia el apoyo a un candidato. Como se sabe FOX respalda al presidente Donald Trump, pero la entrevistadora (Megyn Kelly, una periodista líder de uno de los programas que están en el aire en el canal) que tiene lazos con él -y su equipo de campaña- busca demostrar su independencia dando rienda suelta a su posición feminista, pero a fin de cuentas, el presidente siempre sale «bien parado».
Por último, ¿cuál es el rol del resto de los hombres? El esposo, un colega y los abogados de la denunciante respaldan a esta última, mientras el resto se moviliza por sus ambiciones personales, no se implica, son «de palo». En definitiva será «otra dama» la que termina volcando la balanza (aunque varias mujeres: editoras, redactoras, también para cuidar sus puestos suscriben una solicitada en respaldo a quien está siendo procesado por abusos.
El Escándalo parece superficial, pero abre varios debates nada superficiales en la era de los medios -y del mundo- que nos toca vivir.

PA- Puntaje Acreditado: 8 (Ocho)
PUNTAJE 8 (OCHO)