En Primera Persona (por Bri Wolf).
Era el año 2007 y un joven Novak Djokovic jugaba la Rogers Cup en Montreal, Canadá. En ese torneo se convertiría en el segundo jugador de la era abierta en vencer a los 3 mejores del mundo en un mismo evento, luego de que lo hiciera Boris Becker en 1994. En cuartos de final venció a Andy Roddick, entonces número tres, en semifinales a Rafael Nadal, quien era número dos y en la final a Roger Federer, el número uno.
El nivel mostrado en ese torneo fue espectacular y volver a ver esos últimos tres partidos me sigue erizando la piel hasta la fecha. Sin duda fue el momento en el que supe que Djokovic era un jugador diferente, no sólo por la hazaña de derrotar a los mejores y en serie sino porque cada partido fue una muestra de la fortaleza mental que trae de origen.
Fue precisamente en el Masters de Canadá cuando Djokovic, con el trofeo en sus manos, dijo al público aquella frase casi profética de “…sólo quiero decir que él (Federer) no puede ganarlo todo”; claramente esa fue su sutil manera de decir “ya estoy aquí para evitarlo”. A sus 19 años le adelantó a todos lo que estaba por venir en el futuro.
Parece que, al menos para Novak, él siempre tuvo una relación de igual a igual con Roger y Rafa. Al principio era sólo en su mente, pero poco a poco fue extrapolándose con un palmarés a su espalda, uno al que aún no se le ve fin y que lo coloca en un nivel casi inalcanzable. El hecho de mencionar que en 10 años ha obtenido 19 Grand Slams es una locura y eso es solamente el pico del iceberg.

Hoy en día no hay jugador más completo que Novak Djokovic. A sus 34 años parece no tener una sola debilidad en su juego, es un atleta que ha aprendido a escuchar cada parte de su cuerpo y mente y, en un deporte de alto rendimiento, eso es importantísimo.
El tenis es una competencia tan demandante que los jugadores son susceptibles de lesiones y Novak no es la excepción –por mucho que algunos duden de él-, pero quien mejor y más rápido se recupera de las lesiones acaba ganando y, la alimentación, meditación y ejercicios que el serbio hace y promueve no son una casualidad. Desde que, en 2010[1], cambiara su dieta -debido a un diagnóstico de celiaquía- su juego mejoró de manera exponencial y actualmente continúa siendo un jugador con uno de los mejores físicos del circuito. Su flexibilidad, espíritu de lucha y lo contundente de sus golpes: El saque con el que consigue aces o arma los puntos, su fabulosa devolución de servicio, la profundidad y potencia de su derecha, el revés a dos manos y el slice con el que consigue muchas veces desequilibrar los partidos, no dejan de asombrar.
En deportes de alta competencia no basta con ser bueno, tienes que ser mejor que los mejores. Hace falta determinación, pasión, disciplina, sacrificios familiares y un sinfín de cosas más que muy pocos están dispuestos a hacer y a enfrentar. Si bien es más fácil endulzar los oídos del público diciendo que es puro talento, es mentira, el talento sólo es una parte de todo lo que conforma el paquete del éxito deportivo.
En ese sentido, si algo más debemos destacar de Djokovic es que es de los pocos que se preocupan genuinamente por los tenistas que están empezando su carrera. En su posición, es apenas natural que sea la voz de los jugadores, sabe perfectamente que la carrera de un tenista es cara y difícil, y que, como él, al inicio tienen que hacer muchos sacrificios para poder jugar. En otras palabras, está consciente de su rol como número uno y de que no todos reciben tantos beneficios como él o los jugadores top.
A pesar de que el querer ayudar a otros no deberían ser motivo de críticas, cuando se trata de Novak Djokovic siempre las hay. Es de conocimiento público que declaraciones de él mismo le han traído un odio enorme. Esto siempre es así, la prensa busca formar una imagen específica sobre determinados jugadores. De esta manera tenemos a las blancas palomitas, los que nunca se equivocan, los políticamente correctos y, por otro lado, a los villanos. Cualquiera que se salga del molde es un “chico malo” por lo que cuando llega un tipo serio y honesto como Djokovic, que intenta ser auténtico y transparente, lo pintan como un soberbio y prepotente.
Puede trazarse un parangón con Cristiano Ronaldo quien suele declarar que trabaja para ser el mejor del mundo, que el no busca récords, sino que los récords lo persiguen a él porque siempre está perseguido para conseguirlo todo, la reacción mayoritaria será negativa. Como si ello no contribuyera a los resultados del equipo o como si la preparación no fuera gran cosa. ¡Ah, claro, eso no suena bonito y empático!
No es para menos que actitudes como la de Cristiano sean pintadas como soberbias. Las personas siempre prefieren adorar actitudes de falsa modestia. Les gusta creer en una especie de talento innato que nada tiene que ver con el esfuerzo diario. Una gran mentira, porque es un jugador extraordinario, un grande en general.
Un aspecto saliente en referencia a Novak es que si bien se muestra muy defensor de su país y responde con notable predisposición a sus convocatorias (fue protagonista principal tanto en la Copa Davis como en la ATP Cup que ganó Serbia, y ahora está participando de los Juegos Olímpicos en Tokio), mantuvo siempre una postura amistosa hacia los competidores croatas (Ivan Ljubicic, Marin Cilic, entre otros) al punto que su entrenador -junto al coach de toda su carrera, el eslovaco Marian Vajda-, es la figura más importante en la historia del tenis de Croacia, Goran Ivanisevic.

Periodista: ¿Te consideras el más grande de todos los tiempos?
Novak Djokovic: Bueno, me considero el mejor, creo que soy el mejor. De lo contrario no estaría hablando con confianza acerca de ganar Grand Slams y hacer historia, pero si soy el más grande de todos los tiempos o no, ese debate se lo dejo a otras personas… Me siento bastante honrado de ser parte de la conversación.[2]
Basta con saber la dura niñez de Djokovic para entender un poco el porqué de sus declaraciones. El tener que enfrentarse a adversidades desde muy pequeño hizo que el carácter y la personalidad se forjaran prematuramente. Eso le ayudó a motivarse para sobresalir y querer demostrar al mundo que es el mejor, pero al mismo tiempo ha conseguido con ello mucha incomprensión.

Y aunque los medios prefieren enfocarse en todo aquello que ensucie su imagen -como si lamentablemente los serbios no tuvieran ya una mala imagen en el mundo-, lo que olvidan es que a diferencia de «Fedal», a Djokovic no le importa «ensuciarse» un poco. Novak está bien si tiene algunas manchas por ser quién es, él no va a intentar ser perfecto, y si eso no le da el aplauso de los medios también está bien, porque la conexión que tiene consigo mismo es más profunda que un montón de críticas públicas. Sabemos que la polémica vende y el responder entrevistas con la verdad por delante es el aliciente perfecto para crear controversia donde no la hay.
Es cierto que todos tenemos derecho a tener nuestro favorito, pero es un grave error confundir fanatismo con realidad. La realidad está plasmada en la página oficial de la ATP[3] y refleja la supremacía de Novak Djokovic en el mundo del tenis. No obstante, todo lo que hace nunca será suficiente para aquellos que no lo toleran. Es normal, porque cuando el tenis ya había elegido protagonistas, dos personalidades opuestas que encajaban a la perfección, la combinación de estética y potencia llegó un jugador de Belgrado para desafiar a los amados del público al no tener reparo en decir que trabaja por ser el mejor de la historia, que quiere ganarlo todo. Eso incomoda a la gente, eso no cae bien.
Un apunte vinculado con lo estadístico que expone la superioridad de Nole es que no solo ya alcanzó Federer y Nadal en cantidad de Grand Slam (tienen 20 cada uno); además, el actual No 1 del mundo tiene ventaja ante ambos en el head to head; y es el jugador que más semanas estuvo al frente del ranking ATP (hace varios meses dejó atrás los 310 de Roger y sigue aumentando la distancia).
Este año intentará conseguir los cuatro Grand Slam en la misma temporada (ya ganó el Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon) hazaña que en la era profesional solo consiguió el australiano Rod Laver.
Por si fuera poco, en finales de GS Nole es quien en promedio superó a jugadores de más alto escalafón:

Los que seguimos a Djokovic desde hace mucho sabemos que él nunca ha tenido problema con expresar lo que pasa por su mente y eso es algo que a algunas personas no les va a gustar. En una entrevista de 2021, tras responder qué opinaba sobre la comparación con otros jugadores, dijo “Sé quién soy, dónde estoy, dónde estuve y hacia dónde voy”[4]. Es esa consciencia de saber en dónde está parado y cuáles son sus objetivos la que le ha permitido alcanzar cualquier cosa que se propone.
La mayoría de las personas no deciden lo que quieren de la vida cuando tienen seis años, pero Novak Djokovic sí lo hizo. El día que todo acabe y extrañemos la mejor época del tenis que nos tocó vivir, ya no será él quien declare sin tapujos que es el mejor, serán sus registros los que gritarán a los cuatro vientos que no sólo es el mejor, sino que es el más grande de todos los tiempos.

[1] Djokovic, Novak. 2013. El secreto de un ganador: El plan de 14 días sin gluten para la excelencia física y mental. Ediciones Urano. Barcelona, España. Pág. 24. Título original: Serve to win: The 14 -day gluten free plan for physical and mental excellence.
[2] https://www.atptour.com/es/news/djokovic-wimbledon-2021-final-reaction
[3] https://www.atptour.com/en/players/novak-djokovic/d643/overview
[4] https://www.tennismajors.com/australian-open-news/novak-djokovic-my-mistakes-are-less-forgiven-australian-open-321565.html
