Daniil Medvedev obtuvo en el USOpen su primer Grand Slam, superando en la final a Novak Djokovic por triple 6-4, por lo que el serbio no pudo conseguir el récord de ganar los 4 Majors este año y superar a Roger Federer y Rafael Nadal en cantidad de Grandes (siguen con 20 cada uno).
Hace tiempo Daniil (con dos i) Medvedev, se viene perfilando como un jugador para competir en la elite del tenis mundial. En 2019 cayó ante Rafa Nadal -también en la definición del Abierto de los Estados Unidos-, tras estar muy cerca de conseguir una remontada épica (estuvo 0-2 en sets hasta que cedió en la quinta manga); y a comienzos de ésta temporada perdió en la definición del Australian Open con Djokovic.
Aunque quizá no era el favorito, tampoco era descabellado pronosticar el desenlace del domingo pasado; después de todo Medvedev es el número 2 del mundo y no era descabellado que venciera al 1 quien llegó a la final con la inmensa presión (más adelante se dedicarán unas líneas a este punto).
Con su andar que parece desgarbado, y el extraño estilo de pegarle a la pelota, el eslavo es un jugador muy atractivo para ver. El saque es un arma con el que consigue obtener puntos decisivos y con el que muchas veces revierte games en los que tiene desventaja; el drive lo pega como empalado y posée un revés variado que puede tirar hacia las líneas o rasante con slice.
Como su idioma con un alfabeto diferente, el juego de Meddy parece indescifrable.
Sí se lo compara con los Big 3 (Federer, Nadal y Djokovic), salvando las distancias -físicas y de concentracíón- el ruso se podría equiparar al zurdo de Manacor en el siguiente sentido. Es imposible imitarlos porque sus patrones no son las de un tenista clásico u ortodoxo.

Medvedev apareció pronto como uno de los más prometedores de la Next Gen, listos para suceder a los Big 3 -junto al alemán Alexander Zverev (24) y el griego Stefanos Tsitsipas (23)-; pero les costó obtener uno de los cuatro grandes, tratándose del primero en alcanzar ese objetivo más allá de Dominic Thiem, un poco mayor (28), que le ganó la final del USOpen 2020 a Zverev.
Ya en el 19, antes de esa definición con Nadal; Daniil se había quedado con el Masters 1000 (la categoría siguiente a los Majors) de Cincinnati y en esa temporada también hizo suyo el 1000 de Shanghai.

Y pegó otro gran salto cuando se alzó con el ATP Finals, el Torneo de Maestros -que congrega a los ocho mejores del mundo- en noviembre del año pasado en Londres (final a Thiem).
De carácter fuerte, hace tiempo se retiró tras ganar un partido ironizando sobre los espectadores que no lo habían apoyado; tuvo un cruce con Tsitsipas (acusándolo ante el umpire por haberle dicho palabras ofensivas y negándole el saludo), así como alguna vez le pidió a su entrenador que se retire del court por ponerse nervioso al mirarlo.
La escalada de Medvedev expresa el gran momento del tenis ruso, reflejado también en el talentoso Andrey Rublev (5 del mundo a los 23 años), el espigado Karen Khachanov (27 ATP) y el sorprendente Aslan Karatsev (25 del ránking). Rusia campeonó al inicio de año en la ATP Cup (flamante campeonato en Australia similar a la Davis)
Otro país que pasa por un muy buen momento es Italia Matteo Berretini reciente finalista de Wimbledon, antes fue el momento de Marco Ceccinatto, y entre otros dos jóvenes: Jannik Sinner (20 años casi top ten, de no tener problemas físicos parece no tener techo-y Lorenzo Musetti.
También se destaca Canadá, con el moreno Roger Auger Aliassime (21 años) entrenado por Toni, el tío de Rafa; el rubio de zurda super ofensiva, Dennis Shapovalov con 22 aniversarios; y el ya veterano que atraviesa un parate, el sacador Milos Raonic.
Sería objeto de otra nota, pero una de las cuestiones más sorprendentes fue la intensidad y velocidad que presentó el torneo con los protagonistas mencionados, una explosión de juveniles que puede condensarse en el español Carlos Alcaraz con 18 aniversarios (a quien los ansiosos le quieren cargar la mochila del «nuevo Nadal») y sobre todo por lo ocurrido con las mujeres, lo cual será enfocado al cierre de éste texto.
El asombro abarcó desde el experto Brad Gilbert, quien calificó a la primera semana del USOpen como de la mejor de los últimos años) hasta a David Remnick, periodista del New Yorker que desde una columna, sostuvo: «Como quedó claro en las finales del Abierto de Estados Unidos de la semana pasada, el juego de tenis se encuentra en un momento de transición dramática, con estrellas mayores sintiendo el peso del tiempo y nuevas estrellas ascendiendo».
El desenlace: Lo previsible y lo inesperado
Digamos que en este último USOpen, Medvedev -que venia de triunfar en el 100 de Toronto- tuvo un cuadro accesible, recién en semifinales se encontró con un top 15 como Aliassime a quien se impuso de manera contundente.

Y la final ante Djokovic era un enorme desafío. Nole venía en busca del único Grand Slam que le faltaba en el año; en una espectacular temporada, aunque con una derrota dolorosa en las Olimpiadas de Tokio donde cayó con Zverev, y tampoco pudo con el bronce ante el español Carreño Busta.
El serbio no venía jugando en su mejor nivel en Flushing Meadows, pero en los tres match anteriores había cedido el primer set para luego recuperarse en base a la resistencia e incremento de intensidad en el cierre de los matches. En octavos con el local Brooksby había estado en problemas, pero tras la manga inicial puso el acelerador, lo mismo en cuartos con Berrettini; mas ya en semis con Zverev atravesó momentos muy complicados para ganar recién en el quinto.
De manera que llegaba al domingo en el Arthur Ashe con toda la presión, ante un rival descansado, con muchas horas menos en cancha.
De entrada Daniil mantuvo la intensidad; al balcánico le costaba sostener el ritmo. Una estrategia clave del N 2 del mundo -diseñada por el coach Gilles Cervara- fue cargar los peloteos sobre el revés del adversario, la mayoría de los duelos fueron cruzados con ese golpe.
Tras el primer set en el que el ganador no perdió ningún punto jugado con el primer servicio, Nole salió a imponer su personalidad, pero el ruso pudo defender con el saque y la profundidad soportar el vendaval, para en el tercer parcial conseguir una rápida ventaja de 5-1 y más allá de sufrir un poco en el final por inoportunas dobles faltas, la diferencia era mucha y pudo sellarlo.

El público en un momento se volcó hacia Novak quiza porque lo quería ver hacer historia, más en definitiva aplaudió al campeón. El anterior ruso en consagrarse en New York había sido Marat Safin en 2000.
Djokovic entonces quedó ad portas de superar a Roger Federer y Rafael Nadal en cantidad de Grand Slam (quedaron en 20 cada uno) y conseguir al hazaña de los cuatro majors el mismo año (en hombres solo lo logró Rod Laver).
Medvedev está en condiciones de alcanzar la cima; en tanto Nole tendrá que esperar aunque no mucho: En enero se disputa el Australian Open, algo así como su torneo fetiche ya que suma nueve títulos en el Grand Slam de Oceanía.
Más allá de los traspiés en la capital nipona y en el último escalón del Abierto Norteamericano, las condiciones de Nole siguen asombrando.»Su obra es plasmática. Parece fluir hacia las esquinas», describió la cronista Lauren Collins en un artículo titulado «El Tercer Hombre».
La disputa para despegarse el récord de dos decenas de Majors sigue abierta. Recordemos que Roger no participó de Wimbledon, ni del Abierto de EE.UU (sus planes tenísticos son una incógnita); en tanto Nadal no asistió a este último, aunque podría estar de regreso a inicios del año que viene. Habrá que ver como se recuperan de las secuelas de sus lesiones.
A este último USOpen concurrió como invitado Juan Martín del Potro; hace unos días se cumplieron doce años de su consagración en New York (también años después fue finalista). Desde 2009, solo jugadores europeos han ganado éste Abierto.

Las Teneggers: Todo es posible en NY
La final del USOpen femenino tuvo vetas increíbles, espectaculares. La campeona fue la britanica Emma Raducanu con 18 años; la pecularidad es que vino desde la qually (la clasificación previa que es como un pre-torneo de tres partidos al carecer de ranking como para ingresar al cuadro principal). Fue la primera jugadora en la historia de los majors que obtiene el título. Y lo hizo ¡sin ceder set alguno! Es más, en los diez partidos que disputó, en uno solo la rival consiguió ganar 5 games (sus victorias fueron por 6-1, 6-2; 6-3, 7-5; 6-1, 6-4; 6-2, 6-3; 6-2, 6-4; 6-0, 6-1; 6-2, 6-1; 6-3, 6-4; fue 6-1, 6-4 frente a la semifinalista, la griega María Zakkari; y 6-4, 6-3 por el que la británica superó en la final a una no menos sorprendente, la carismática canadiense Leylah Fernández que cumplió 19 años durante el torneo,.
Leylah,si bien había consagrado en el Abierto de Monterrey, su acceso a la definición de un Grande era imprevisible. En semifinales eliminó nada menos que a la número 2 del mundo y candidata para muchos, la bielorusa N 2 del tour de mujeres, Aryna Sabalenka.
Fernández sorprendió con la frescura con la que jugó, la variedad de sus golpes, y la británica por la forma en que devolvió el servicio armando el ataque desde ese golpe y la solidez cuando le tocó sacar. También por la profundidad con que disputó cada tanto. ¿Se abrió una nueva etapa en el tenis femenino? Difícil decirlo, pero que las consagradas tendrán un nuevo desafío ante las jóvenes figuras es un hecho.

Pese a estar presentes casi todas las mejores del ranking WTA (Barty, Halep, Muguruza, Pliskova, Svitolina, Kerber, Azarenka, etc) todas sucumbieron en el camino ante el asombro de los aficionados.
Y otro dato revelador, sobre la globalización en el deporte. Ambas finalistas nacieron en Canadá, aunque la campeona se radicó desde muy chiquita en Inglaterra. El papá de Raducanu es rumano, la mamá oriunda de China; el padre de Leylah es ecuatoriano, la madre de Filipinas.
Tan cosmopolitas como la ciudad norteamericana que nunca duerme.
