Charly García con Sui Géneris fue la rebeldía y el romanticismo de la adolescencia; La Máquina de Hacer Pájaros una explosión de perfeccionismo musical con mensajes alegóricos y en Serú Girán fue el líder de un cuarteto de antología, los Beatles latinoamericanos; de solista su creatividad traspasó todas las fronteras del encasillamiento.
El ídolo del rock nacional cumple 70 años, Charly es algo así como el símbolo de una generación que vio reflejada en sus canciones todos los vericuetos de la vida, y aunque es un músico consagrado a nivel mundial en sus letras también se plasman en clave o tono poéticos diversos momentos trágicos o ilusorios de la sociedad argentina.
Nació como Carlos Alberto García Moreno un 23 de octubre de 1951 provisto de un talento descomunal. A los cinco años estudiaba en el Conservatorio Piazzini- de la mano de Julieta Sandoval-, tocaba en el piano Bach y Chopin; tenía un oído absoluto de acuerdo a que reconocía el menor desliz de una nota; a los 12 años se recibió en teoría y solfeo.
Un conjunto integrado por cuatro muchachos de Liverpool empezó a cambiar la historia de precoz concertista clásico («cuando escuché a los Beatles me volví loco», espetó Charly alguna vez) y en 1972 junto a un compañero del Damaso Centeno, Nito Mestre, constituyeron un dúo que plasmó un conjunto de canciones que desbordaron las discográficas y las giras porque le daban voces individuales y grupales a los primeros amores, la soledad, la pareja y también los dolores personales, y como país en que la abulia se iba convirtiendo en violencia.
Cuando comenzamos a nacer, Amigo vuelve a casa Pronto, Bienvenidos al Tren, Cuando yo me empiece a quedar solo, Lunes otra vez, Necesito, Estación fueron temas que colmaban fogones y campamentos; en esencia captaban los cambios en las costumbres de los varones y las damas de la nueva generación nacida y criada en los 50 y 60. En otras se exponían un tono entre triste y melancólico como Rasguña las Piedras (inspirado en su novia, esposa y madre de su hijo Migue) o Canción para mi muerte.
Otras incurrían en cuestiones relacionadas con lo político y social como Botas Locas» (un manifiesto de Charly sobre su experiencia en el servicio militar); Las Increíbles Manos del Señor Tijeras (en alusión al censor Paulino Tato) o Instituciones («Oye hijo las cosas están de este modo… no preguntes más) , Alto en la Torre (bajo nuestro, todo el universo empieza a arder), Tribulaciones, Lamentos y Ocaso de un tonto Rey Imaginario o No (donde aborda la locura del despotismo), Confesiones de Invierno (el rechazo a las convenciones sociales y los docentes aferrados al «librito»).
Aquella experiencia concluyó con un multitudinario recital en el Luna Park (en realidad dos la misma noche) llevado al cine con la famosa película Adiós Sui Géneris en la que se incluyeron escenas adaptadas a temas como Natalio Ruiz; la crítica costumbrista de la clase media que incluía al diario de mayor tirada en «Pequeñas delicias de la vida Conyugal («tendremos un gato en el jardín, tendremos un hijo si quiere venir muchos desayunos y ningún Clarin») e ironizaba sobre la rutina laboral («no solo del hombre vive el pan, cuando tenga ganas iré a trabajar…»).

El tránsito hacia el nuevo rumbo fue Porsuigieco, team integrado por Raúl Porcheto, Nito, Charly, León Gieco e incluyó a María Rosa Yorio) para el que Charly esbozó Antes de Gira, y Quiero ver, quiero ser, quiero entrar).

Sin entrar en temas personales, ese momento coincide con los prolegómenos del divorcio de García con Yorio tras un casamiento en los tiempos en que el músico del bigote bicolor estaba absorbido por poner en marcha y darle alas a La Máquina de Hacer Pájarosy se acercaría a su próxima pareja que duraría varios años con la brasileña Zoca, que tuvo como réplica sentimental la unión de su ex mujer con Nito Mestre.
En La Máquina se unieron a Charly; Gustavo Bazterrica, José Luis Fernández y Carlos Cutaia, Los temas se inspiraron en cuestiones históricas (Bubulina había sido una revolucionaria griega, aunque el tema se relaciona con un episodio de la crisis con Yorio), hasta retratos de la situación política que se expresaba en ¿Qué se puede hacer salvo ver Películas?, o de combinación entre tristeza (Ruta Perdedora) y esperanza (No te dejes desanimar); o un éxtasis de sonidos como Rock and Roll, o pegadizas al estilo Por probar el vino y el agua salada, o Como mata el viento norte.
Pero Charly se recreaba y estaba lejos de tocar techo.
Estaba próxima la integración de quizá uno de los mejores conjuntos de todos los tiempos. Serú Girán conformado por Charly, David Lebón (que ya traía gran trayectoria con Polifemo, de estar con el Flaco Spinetta en Pescado Rabioso), Pedro Aznar eximio músico que más adelante haría un trabajo magnífico con Pat Metheny lo que un poco tuvo que ver con el cierre del ciclo de SG; y Oscar Moro que desde antes y que venía siendo baterista de Charly.
La música de Serú era alucinante, cualquier canción que se tome. En A los Jóvenes de Ayer arroja dardos contra dirigentes y empresarios de la música (Miralos, miralos , están tramando algo, picaros, picaros quizás pretendan el poder.. cuídalos, cuídalos son nuestros nuevos Dorian Grey…Con un remis en SADAIC…).
En tanto Mientras Miro las Nuevas Olas y Cuanto tiempo más llevará aluden de manera extraordinaria al impacto de los cambios de época y la metamorfósis en las personas.
La Grasa de las Capitales -con una tapa risueña imitando- a la revista Gente refleja la locura y frivolidad porteña; José Mercado retrata la timba financiera de la etapa de Martínez de Hoz como ministro de Economía) y aparecen alusiones a los tiempos del terror en Eti Leda o Alicia en el País.

No llores por mí Argentina (la frase de la Opera Eva Perón que ella parece que en realidad nunca dijo), es una pintura veloz sobre cierto cinismo, viveza criolla, pero con amor al país («…Argentina te quiero cada día más»).
La poesía en su máxima vena llegó de la mano de temas como Desarma y Sangra, Seminare, Viernes 3AM (una fantasía sofisticada de un suicidio), San Francisco y el Lobo, Cuanto tiempo más llevará, Esperando nacer, Salir de la Melancolía combinados con Cinema Varieté sobre la nueva era y la superficialidad en tiempos de walkman y muchachos bronceados abriendo las puertas de los autos con la música a todo volumen para «impresionar» a las muchachas, o Canción de los Hollywood acerca del cine comercial y sus usanzas.
En la línea de incursionar en la coyuntura, poco después de Serú, Charly despuntaría con una ironía magistral sobre el patrioterismo barato con el que muchos tomaron la Guerra de Malvinas en la Capital al estrenar No Bombardeen Buenos Aires en 1982, el mismo año del conflicto (Ni siquiera puedo comer un bife y sentirme bien…Pero no bombardeen Barrio Norte) en 1982 el mismo año del conflicto bélico.
En el 83 aparece Los Dinosaurios coincidiendo con las denuncias públicas que iban apareciendo sobre la desaparición de personas como método siniestro de la represión, mientras la crítica a la dictadura y su contexto queda de manifiesto en Demoliendo Hoteles (arranca «Yo que nací con Videla…yo fui educado con odio»).
En cuanto a Charly y a Serú Girán en tiempos del gobierno militar, cabe señalar que el mensaje de sus letras eran sutiles, en momentos que era casi imposible ir más allá; asimismo en «No Digas Nada, Una Vida de Charly García» de Sergio Marchi, se reproduce una declaración de Lebón sobre el temor que sintieron en Brasil cuando de la guerrilla de Montoneros se hicieron pasar por empresarios para hablarles de realizar una presentación en Cuba.
La producción de Charly como solista no menguó y floreció en piezas como Inconsciente Colectivo que deslumbró y luego interpretó Mercedes Sosa, al igual que Yo no quiero volverme tan loco, incluyendo otras pegadizas «Peluca Telefónica» («No le debo nada a Entel») y Supehéroes.
El primer gran hit de la primavera democrática fue Piano Bar que además del tema con ese nombre y Demoliendo Hoteles, contenía Raros Peinados Nuevos, Cerca de la Revolución, No se va a llamar mi amor, Promesas sobre el Bidet que de acuerdo al libro citado de Marchi fue producto de su inspiración (mientras se duchaba le pidió a su pareja Zocca que le acerque papel y lápiz. La frase «Cada cual tiene un trip en el bocho, difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo» es como el «cada loco con su tema» de Joan Manuel Serrat.
Parte de la Religión implica un cuestionamiento a la utilización que se hizo de la misma para «matar y mentir», reacción que de algún modo equilibra con Buscando un Símbolo de Paz, No voy en tren popularizó el comienzo y buscó hablar de su personalidad. En tanto Rezo por Vos quedó como un testimonio de complicidad con Juan Alberto Spinetta (ya habían grabado juntos Total Interferencia para Piano Bar) en un vínculo que terminó en respeto, admiración y cariño entre ambos.
De la gira presentación de ese disco participó alguien que poco después descollará, el rosarino Fito Páez que acompañaba a Charly desde hacía un par de temporadas. Andrés Calamaro había estado antes entre los músicos de Charly.
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Entre los músicos que acompañaron al crak del rock estuvieron Hilda Lizarazu, Zorrito Quintiero (piano), Fernando Lupano y Fernando Samalea conocidos como Los Enfermeros de Charly.
En el 90, Filosofía barata y zapatos de goma, contiene temas que hablan de su situación sentimental: De Mi, Me Siento Mucho Mejor y Hablando a tu Corazón donde esgrime autosuficiencia, aunque a la vez ofrece ayuda y pide socorro.
Una anécdota da cuenta que cuando se estaba terminando de grabar La Hija de la Lágrima, María Rosa Espumer le sugirió a Charly que agregar un tema pegadizo y éste en 20 minutos escribió Chipi Chipi.
Más ecléctico es lo que vino en el último lustro de los 90 y el comienzo del siglo, podemos citar el disco Say No More, Demasiado Ego o Influencia.
De sus deslices personales es mucho lo que ha trascendido, desde cuando se arrojó del noveno piso de un hotel en Mendoza -que se reflejó en Me tiré por vos-, sus problemas con las drogas; y la ayuda de Palito Ortega en su recuperación, dando lugar a la última época en la que musicalmente sobresale La Máquina de ser Feliz, a manera de una apelación.
Es Charly un genio de la música, no parecen existir demasiadas dudas. ¿Un ídolo? Depende.
En lo que muchos podemos coincidir es que su música nos cambió la vida. En el sentido que después de escuchar sus hitos musicales no somos los mismos. Aunque si Charly, seguramente no podrá dejar de sonreír.
Bibliografía Sergio Marchi: No digas nada.
María Rosa Yorio: Asesíname.
Historia de la revista Pelo
