Literatura y Cine: La Insoportable Levedad del Ser, novela de Milan Kundera, abordaba los vericuetos de las relaciones sociales en tiempos de la invasión soviética del 68 que liquidó la Primavera de Praga. Las elecciones de vida en medio del temor; el exilio y el retorno como opciones; las concepciones sobre el amor y el sexo; la hipocresía afuera y adentro del país; son algunos temas de dicha obra cumbre de 1984, llevada al cine cuatro años después por Philip Kaufman.
El libro en cuestión no ha perdido actualidad, teniendo en cuenta el reciente ataque lanzado por Vladimir Putín sobre Ucrania, en cuanto reflejaba el estado social de un país satélite de una dictadura soviética; por otra parte, en la Argentina el lanzamiento (tanto del libro como del film) coincidió con la etapa del alfonsinismo cuando se abolió la censura (filtro que en otros tiempos -sobre todo la película- no hubiera pasado ante los «custodios de la moral»); a la vez, existía cierta confusión en parte del progresismo porque el «socialismo real» de los países comunistas -militarizado y de partido único- nada tenía que ver con la democracia, ni con la libertad de elección en las formas de vida; aspectos sobre los que ilustra la novela.
Antes de entrar en su desarrollo, la obra presenta un planteo filosófico: Si la idea del eterno retorno (que todo vuelva a repetirse tal como lo hemos vivido) es un mito demencial, implica que el hombre «no puede saber que debe querer en cada caso» porque no existe comparación con sus «vidas precedentes» , ni posibilidad de enmendar las cosas en las «vidas posteriores». Entonces, es inevitable tomar decisiones a nivel individual ¿Vivir solo o comprometerse con alguien?» (dilema por ejemplo de Tomás), y social: ¿abstenerse de actuar o participar de la resistencia? (dilema de los ciudadanos checoslovacos afrontado de diversa manera frente a la invasión nazi y la comunista).

La Trama
Tomás vive en pareja con Teresa, aunque tiene varias amantes, la principal de ellas Sabina quien a la vez es amante de Franz -que la idolatra y rompe con su esposa para casarse con esta última-, pero Sabina rechaza cualquier idea de convivencia.
Son los vaivenes del cuarteto protagonista que aborda la pieza literaria más famosa de Kundera. Tomás es un cirujano prestigioso en Praga que viaja a operar a un pueblo de Bohemia donde Teresa es moza del restaurant. Cuando él le hace un pedido, ella queda cautivada con el semblante del doctor quien tiene las horas contadas para regresar a la capital checa. Teresa lo acompaña a la estación de tren y él le deja la dirección de su casa por si ella tiene la oportunidad de pasar por allí.
En esa escena se plantean dos cuestiones: la casualidad como origen del vínculo amoroso (porque esa operación la iba a realizar el director del hospital y a último momento asiste Tomás en su reemplazo); y la seducción que a ella le produce ver a alguien leyendo en un lugar donde no era nada habitual. «El libro era para Teresa la contraseña de una hermandad secreta, para defenderse del mundo que la rodeaba tenía una sola arma: los libros que le prestaban en la biblioteca municipal, sobre todo las novelas que había leído muchísimas… le brindaban la posibilidad de una huida imaginaria de una vida que no la satisfacía».
Diez días después, Teresa viaja y toca timbre en el departamento de Tomás quien la aloja sin tener claro si está enamorado, o siente -sobre todo al principio- una especie de compasión. Como fuere la deja vivir con él, algo que se había propuesto no hacer con nadie (más allá del matrimonio de dos años que tuvo siendo muy joven y un conflictivo divorcio que derivó en que no vea a su ex esposa y a su hijo por muchos años). Mas luego se irá involucrando con Teresa en un sentimiento que trasciende lo físico, al punto que se casa con ella; en cambio, respecto a Sabina siente una atracción erótica y ella lo propio, algo que toman como natural. Pero ese vínculo no es aceptado por Teresa quien sufre constantes pesadillas por esa situación.
Sin embargo, cuando Teresa decide dedicarse a la fotografía es Sabina -pintora artística,- quien a pedido de Tomás la ayuda a aprender la técnica, y que consiga exponer las fotos en Praga; más adelante la vincula con una revista.
Los días de la invasión de los tanques soviéticos, Teresa sale con su cámara fotográfica y como se genera un caos durante la represión consigue no sufrir consecuencias inmediatas, aunque queda fichada.
Referencias Históricas
Kundera inicia uno de los capítulos, dando cuenta de lo que significó históricamente aquel acontecimiento: «Todos los anteriores crímenes del imperio ruso tuvieron lugar bajo la cobertura de una discreta sombra. La deportación de medio millón de lituanos, el asesinato de cientos de miles de polacos, la liquidación de los tártaros de Crimea, todo eso quedó en la memoria sin documentos fotográficos y, por lo tanto, como algo indemostrable de lo que más tarde o más temprano se afirmará que fue mentira. En cambio, la invasión de Checoslovaquia en 1968 fue fotografiada y filmada por completo y está depositada en los archivos de todo el mundo. Los fotógrafos y los camarógrafos checos se dieron cuenta de lo que sólo ellos podían hacer, lo único que todavía podía hacerse: conservar para un futuro lejano la imagen de la violencia».
Una virtud del texto es que expuso como era la vida dentro de los países comunistas, cuando por ejemplo se había cumplido una década de la llegada de Fidel Castro al poder en Cuba y esos regímenes tenían en muchos jóvenes un aura de romanticismo. Es cierto que al momento que sale publicada la obra ya existía un consenso sobre los crímenes de muchas de esas dictaduras, aunque en el clima de la Guerra Fría gran parte de la militancia de izquierda seguía «mirando para otro lado». En cambio, la película se estrenó en los prolegómenos de la caída del Muro de Berlín, el derrumbe de la URSS y sobre todo de la llamada Revolución de Terciopelo por la que pacíficamente Checoslovaquia instauró un régimen parlamentario. para disolverse y dividirse en 1993 en dos estados República Checa y Eslovaquia.
N de la R: En 1956 hubo en Hungría un movimiento similar al de Checoslovaquia del 68 (el intento de elegir representantes y constituir asambleas autónomas, lo que parecía posible tras el fallecimiento de Joseph Stalin) al que alude el libro, pero no tuvo la difusión masiva de la irrupción en Praga doce años después, coincidente cronológicamente con el mayo francés. En el texto hay también una referencia al papel jugado por Alexander Dubeck que siendo antifascista había iniciado un proceso de desestalinización, pero con la invasión soviética es llamado a Moscú (donde lo humillan y de nuevo en su patria su figura se va diluyendo hasta ser desplazado y expulsado del partido).

Volviendo a los personajes, obviamente aquellas fotos de Teresa se tornan impublicables en su país; en tanto Tomás incurre en una movida crítica hacia el régimen, lo cual más adelante le traerá consecuencias.
Sabina, Tomás y Teresa emigrarán a Suiza. La primera -apenas irrumpen las tropas rusas- a Ginebra; más adelante lo hará Tomás (invitado por el director de una clínica) junto a su esposa a Zurich.
Después de unos meses de instalados, Teresa presenta aquellas fotos de las manifestaciones en Praga a un medio gráfico de Zurich. «Ha pasado mucho tiempo y han perdido interés», le pone como cruda excusa el director, a lo que aquella le responde que los episodios están muy frescos en Checoslovaquia y aún en desarrollo, pero la determinación está tomada de antemano: el hombre a cargo de la publicación llama a una editora que le propone publicar fotos de cactus o de mujeres desnudas.
Caminos separados
Sabina trata de seguir vinculada a su país; una noche concurre a un evento en defensa de la libertad en Checoslovaquia donde tiene un cruce con un grupo de exiliados que reclamaba por la falta de coraje para combatir la dictadura. «Entonces vuelvan y luchen«, les asesta Sabina desafiante, y un hombre la cruza; «Todos son responsables, usted también. ¿Qué hizo allí contra el régimen comunista? Pintar cuadros, eso es todo…»
En este punto hay un cuestionamiento a una postura que el texto denomina como kitsch (naif o pour le galerie) consistente en expresar una solidaridad declamatoria desde lejos, pero también en el que incurre la pintora que se regodea con la masividad del hecho artístico prescindiendo de su efecto práctico; a la vez -desliza en otro lugar del texto- existía un kitsch comunista que en el exterior frivolizaba la realidad de los países sometidos a la Cortina de Hierro, mientras adentro los gobiernos se adueñaban de festejos como el del 1 de mayo, día universal «del trabajo».
En esa reunión Sabina conoce a Franz, helvético -investigador científico- que queda encandilado con ella, la idealiza en el sentido de percibir que inspira todos sus actos y le pide que sea su mujer (al punto que se separa de su esposa) y pedirle que se instale junto a él en el hogar.
La artista parece atraída por esa propuesta, aunque vaya contra su idiosincrasia, pero a la noche cuando Franz regresa al departamento se encuentra con que Sabina se había marchado.
Tomando una fórmula de Franz Kafka «Vivir en la verdad», se produce un contrapunto entre los enfoques de Sabina y Franz. Para la primera «vivir en la verdad, no mentirse a si misma, ni mentir a los demás, solo es posible en el supuesto que vivamos sin público. En cuanto hay alguien que observe nuestra actuación, nos adaptamos, queriendo o sin querer, a los ojos que nos miran…La persona que pierde su intimidad lo pierde todo.» Por el contrario, Franz está seguro de que la división de la vida en una esfera privada y otra pública es la fuente de toda mentira… Vivir en la verdad, significa para él suprimir la barrera entre lo privado y lo público.»
Sabina tendrá un último encuentro con Tomás antes de irse a vivir a Estados Unidos, con la presunción que no volverán a verse.
Una tarde Sabina le había confesado a Teresa cual era su filosofía de vida: «Yo no me apego a nada, ni a objetos, ni a lugares, ni a la gente». (en el texto se rastrea, con ciertas reminiscencias freudianas, los precedentes familiares que pudieron influir en las personalidades de Teresa y de Sabina).
Teresa, desilusionada con la hipocresía envuelta en el rechazo de sus fotos, y por los engaños de Tomás, regresa a Praga; pero arrastrará al médico (que siente el vacío por carecer de un vínculo amoroso del que hasta conocer a Teresa creía podía prescindir) a hacer lo mismo pocos días después. En el regreso a la capital checa, a ambos les retienen los pasaportes.

El drama
El artículo escrito por Tomás antes de partir a Zurich, comparaba la fábula de Edipo con los cómplices del comunismo. «Edipo cuando descubre que había matado a su padre y acostado con su madre -desatando la plaga que azotó a su pueblo- se arrancó los ojos, no se sintió inocente… Cuando salieron a la luz los crímenes de Stalin, en lugar de declararse culpables (los cómplices) aludieron a que eran inconscientes sobre lo que podría pasar».
Poco después de su retorno a Praga, un ministro se acerca al despacho de Tomás y le sugiere firmar una retractación o aclaración de aquella nota, con la promesa que no se iba a publicar salvo que alguien la reflote, pero el cirujano se niega por lo que desplazado como médico del hospital e impedido de ejercer (todos los centros de atención son públicos) ante la mirada irónica de sus pares. Finalmente, Tomás se resigna a ser limpiador de vidrios y escaparates.

En un párrafo Kundera enfatiza lo que significa ser excluido de la vocación, lo refleja sobre el caso de Tomás y tantos que padecían una situación similar: «Si es posible dividir a las personas de acuerdo con alguna categoría es de acuerdo con los profundos anhelos que las orientan hacia tal o cual actividad a la que dedican toda su vida. Todos los franceses son distintos. Pero todos los actores del mundo se parecen, en París, en Praga y en el último teatro de provincias. Actor es aquel que desde la infancia está de acuerdo con pasar toda la vida exponiéndose a un público anónimo. Sin este acuerdo básico que no tiene nada que ver con el talento, que es más profundo que el talento, no puede llegar a ser actor. De un modo similar, médico es aquel que está de acuerdo con pasar toda la vida y hasta las últimas consecuencias, hurgando en cuerpos humanos. Es este acuerdo básico (y no el talento o la habilidad) lo que le permite entrar en primer curso a la sala de disección y ser médico seis años más tarde…».
Varias frases transmiten como era la fisonomía de la ciudad, y lo económico-social bajo la égida del comunismo : los monumentos históricos son reemplazados por asilos o escuelas de formación; la ciudad se torna gris, como sin vida. Cuando Tomás decide no cobrarle por los servicios que realizó en su departamento, la dueña de casa le responde: «Es que no le pago yo, sino mi marido. Y no cobra Ud, sino la empresa estatal. Esta transacción no tiene que ver con ninguno de nosotros dos».
Al mismo tiempo, Teresa se ha empleado como camarera de un bar. Allí recibe un par de agresiones ante lo cual sale a defenderlo un hombre que se hace pasar por ingeniero, le da una dirección y un día ella va a buscarlo, de alguna manera quiere probarse si puede tener una relación sexual sin involucrarse (como hacía Tomas) en el medio no está segura, se pone a mirar unos libros de la biblioteca, pero él arremete. Un ex embajador, caído en desgracia que suele concurrir al bar, le explica que probablemente ese hombre no sea un ingeniero, sino un agente del gobierno, que no sea su casa, sino una oficina pública que se utiliza para ciertos menesteres y que quizá el falso profesional haya filmado todo para extorsionar.
Casi asfixiados por el aislamiento en que han quedado en la ciudad, Tomás y Teresa se van a vivir al campo donde ella descubrirá el significado de su cariño hacia el perro que él llevó a la casa al poco tiempo de conocerse.

Del papel al cine: KUNDERA POR KAUFMAN:
De acuerdo a algunos comentarios, a Kundera no le satisfizo tanto el film basado en su obra maestra, pero es una gran película. Dirigida por Philip Kaufman, interpretaron los roles principales Daniel Day Lewis (Tomás), Juliette Binoche (Teresa), Lena Olin (Sabina) y Dereck de Lint (Franz). La película alterna un tanto el orden del relato y no aparece el personaje Simón que de acuerdo al libro se encuentra con su padre Tomás y resulta ser una «manifestación tardía del mismo» Cerca del final de la trama, Simón es el autor de una carta dramática que en el film aparece recibiendo Sabina; de todos modos es una filmación muy dinámica, en la que nunca decae el interés. Hay muchos momentos memorables como cuando Teresa, Tomás y Sabina con unos amigos -de la revista donde ingresó la primera- asisten a un espectáculo musical y observan a checos y rusos reunidos en una mesa, los denominan «canallas». Sabina, provocadora, propone hablar de Tomás ¿que es lo canalla en él? pregunta (la cámara apunta al rostro risueño del personaje principal) ¿sus ojos maliciosos, su boca…? «Es la inteligencia cuidadosamente escondida en el cerebro», no menos ácida apunta Teresa. También son fantásticas las imágenes (como las de los puentes, las tomadas en el campo con Teresa y Tomás relacionados con la gente y los animales del lugar, o las documentales que se intercalan del momento de la invasión).

Amor, erotismo y sexo
En su momento el libro en cuestión propició un debate social acerca de la posibilidad de separar el amor y el sexo, así como sí la visión acerca de este punto es diferente según el género.
Para Tomás, la amistad erótica presupone dejar la agresividad del amor fuera de su vida (lo primero estaría en el orden de la levedad, lo segundo en el peso); en cambio Teresa no concibe esa división (siempre piensa en Tomás y le cuesta sentir atracción sexual por otro hombre); en cuanto a Sabina el vínculo es puramente sexual desde lo artístico (el libro detalla el simbolismo del uso del sombrero), lo opuesto a Franz que quisiera tenerla a su lado a Sabina toda la vida, porque es su fuente de inspiración en cada uno de sus movimientos. O sea, para Franz el amor es ponerse a disposición de la mujer amada, en cambio en al concepción de Tomás la relación con las mujeres es en principio erótica, el amor es otra cosa y lo sintetiza en un aserto:
«El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, sino en el deseo de dormir junto a alguien».
Otro aspecto que complejiza la interpretación de los vínculos es que Tomás y Sabina se sienten amigos, a la vez que amantes.

Sin retorno: A partir de una reflexión de Tomás, el autor aplica lo que represanta la negación del mito de Nietzsche del «eterno retorno». «La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles incorrectas. En la situación dada sólo hemos podido decidir una vez y no nos ha sido dada una segunda, una tercera, una cuarta vida para comparar las distintas decisiones… Con la historia sucede algo semejante a lo que ocurre con la vida. La historia de los checos es solo una. Un día concluirá, igual que la vida de Tomás, y nunca podrá ya repetirse por segunda vez. En 1618 los estados checos le plantaron cara a la situación, decidieron defender sus libertades religiosas, se enfadaron con el emperador que residía en Viena y tiraron por la ventana del castillo de Praga a dos de sus altos funcionarios. Así empezó la guerra de los treinta años que condujo a la casi completa destrucción de la nación checa. ¿Debieron haber tenido los checos en aquella ocasión más prudencia que arrojo? La respuesta parece sencilla, pero no lo es. Trescientos años más tarde, en 1938, tras la conferencia de Munich, el mundo decidió sacrificar su país a Hitler. ¿Debieron haber intentado luchar por su propia cuenta contra una fuerza ocho veces superior? A diferencia de 1618, aquella vez tuvieron más prudencia que arrojo. Con su capitulación empezó la segunda guerra mundial que condujo a la pérdida definitiva de la libertad de la nación por muchos decenios o siglos. ¿Debieron haber tenido entonces más arrojo que prudencia? ¿Qué debían haber hecho?…»
¿Alterego?
¿Es Tomás el alterego de Kundera, o todos los personajes tienen algo del autor de La Broma? Hay también en La insoportable levedad del ser un desarrollo acerca de si la ficción es en parte el desglose de una autobiografía.
«¿Acaso no es cierto que el autor no puede hablar más que de sí mismo? Mirar con impotencia el patio y no saber qué hacer; oír el terco sonido de las propias tripas en el momento de la emoción amorosa; traicionar y no ser capaz de detenerse en el hermoso camino de la traición; levantar el puño entre el gentío de la Gran Marcha; hacer exhibición de ingenio ante los micrófonos secretos de la policía; todas esas situaciones las he conocido y las he vivido yo mismo, sin embargo de ninguna de ellas surgió un personaje como el que soy yo, con mi curriculum vitae. Los personajes de mi novela son mis propias posibilidades que no se realizaron. Por eso les quiero por igual a todos y todos me producen el mismo pánico: cada uno de ellos ha atravesado una frontera por cuyas proximidades no hice más que pasar. Es precisamente esa frontera la que me atrae… Una novela no es una confesión del autor, sino una investigación sobre lo que es la vida humana dentro de la trampa en que se ha convertido el mundo».

Amor humano y perruno: Para concluir, Kundera penetra esta vez en la mente de Teresa para hincar en las diferencias que encuentra entre su amor a Tomás y al perrito Karenin (así llamado por Anna Kerenina, el libro de Tolstoi preferido por Teresa) que él llevó a la casa apenas se casaron.

«De la confusa mezcla de estas ocurrencias, crece ante Teresa una idea blasfema de la que no puede librarse: el amor que la une a Kerenin es mejor que el que existe entre ella y Tomás. Mejor no mayor...Es un amor desinteresado: Teresa no quiere nada de Kerenin. Ni siquiera le pide amor. Jamás ha planteado los interrogantes que torturan a las parejas humanas: ¿me ama?, ¿ha amado a alguien más que a mî?, ¿me ama más de lo que lo amo a él? Es posible que todas estas preguntas que inquieren acerca del amor, que lo miden, lo analizan, lo investigan, lo interrogan, también lo destruyan antes de que pueda germinar. Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia.
Y algo más: Teresa aceptó a Karenin tal como era, no pretendía transformarlo a su imagen y semejanza, no pretendía quitárselo, no tenía celos… No lo educó porque quisiera transformarlo (como quiere el hombre transformar a su mujer y la mujer a su hombre), sino para enseñarle un idioma elemental que hiciera posible la comprensión y la vida en común.
Y luego: El amor hacia el perro es voluntario, nadie la fuerza a él (Teresa piensa nuevamente en su madre y todo le da lástima: ¡Si la madre fuera una de las desconocidas de la aldea, es posible que su brusquedad le resultara simpática!…No rompió con ella porque la madre fuera como era, sino porque era la madre).
Y lo principal: Ninguna persona puede otorgarle a otra el don del idilio. Eso solo lo sabe hacer el animal, porque no ha sido expulsado del Paraíso. El amor entre un hombre y un perro es un idilio. En él no hay conflictos, no hay escenas desgarradoras, no hay evolución. Karenin rodeó a Teresa y a Tomás con su vida basada en la repetición y eso mismo era lo que esperaba de ellos.
Si Karenin hubiera sido un hombre y no un perro, seguro que hace tiempo ya le hubiera dicho a Teresa: «Haz el favor, estoy aburrido de llevar todos los días el panecillo a la boca. ¿No podés inventar algo nuevo». En esta frase está encerrada toda la condena que pesa sobre el hombre. El tiempo humano no da vueltas en redondo, sino que sigue una trayectoria recta. Ese es el motivo por el cual el hombre no puede ser feliz, porque la felicidad es el deseo de repetir«.
