Kiev, el nombre de la capital de la ahora castigada Ucrania; se hizo conocida para los futboleros (que contamos con más de cincuenta y pico de años) por aquel primer partido que la selección argentina de Cesar Luis Menotti jugó en la gira europea de preparación para el Mundial 78.

En esos tiempos Ucrania era una de las ciudades más importantes de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y tenía el equipo de mayor categoría de ese enorme estado: El Dínamo de Kiev.

El match URSS vs Argentina se disputó el 20 de marzo de 1976 y obviamente en las pantallas de la televisión argentina se vio en blanco y negro. Este cronista recuerda las imágenes de ese evento, la nieve incesante cayendo como lluvia blanca; el arquero Hugo Orlando Gatti con sus pantalones largos y gorra de lana, así como que el único tanto del partido fue marcado a fines del primer tiempo por Mario Alberto Kempes.

El gol del Matador a los 43 minutos fue producto de una jugada de contrataque, ya que posicionalmente los locales se plantaron en ofensiva. En el segundo tiempo, además de Gatti sobresalieron los defensores centrales Daniel Killer y Daniel Passarella (quien reforzó a la defensa desde los quince minutos de la etapa complementaria cuando ingresó por Ricardo Bochini).

Un dato significativo es que se trató del debut de Passarella, futuro capitán de la selección campeona del Mundo del 78; también que el 1-0 significó para la albiceleste conseguir una victoria en Europa, algo que hacia tiempo no lograba.

Hubo otra curiosidad preocupante en la previa. Fue la detención de Mario Olguín por haber utilizado para ingresar a la URSS el pasaporte de Julio Asad (quien había quedado en Buenos Aires, en tanto la delegación argentina no pudo sustituir la documentación). El defensor pernoctó en una sala acompañado por un integrante de la delegación (Julián Pascual) siendo liberado al día siguiente.

Los periodistas argentinos que asistieron fueron José Maria Muñoz y Julio Cesar Calvo por radio Rivadavia; Héctor Vega Onesime (El Gráfico), Cesar Volco (Goles), y Fernando Niembro, quien relató el partido para Canal 7 y a la vez era miembro de la Comisión de Prensa del Mundial 78

En el libro Testigo, Niembro cuenta que desde Suiza llegaron a Moscú en cuyo aeropuerto había aeronaves comerciales, pero también muchos aviones militares. Desde Moscú a Kiev viajaron en un cuatrimotor Tupolov, turbo hélice, donde esperaba la «temible y rigurosa policía soviética»; en un micro que hacía el traslado se rompió una ventana «los soldados se pusieron a correr y dar ordenes».

Niembro describe a la Kiev de entonces como una «ciudad monolítica, con edificios gigantescos, mucha gente uniformada, vestida con grandes capotas, botas, sobreros y guantes».

En la mañana del 20/4/76 se especuló con la suspensión del partido previsto para última hora de la tarde por la cuestión climática, pero el metro de nieve fue despejado por cuatro camiones con turbinas, la cancha quedo con un tono marrón ya que el césped estaba quemado.

El show del loco: Un gorro y una petaca

Como se indicó el «loco» Gatti fue la figura del partido achicando el arco, descolgando centros y volando con la indumentaria (pantalón y gorro de lana) que se hizo símbolo de ese partido.

Pero además no se privó de unos tragos para aventar el frío. “Contra la Unión Soviética, en Kiev, las hice todas. Para entonarme tomé whisky y Menotti lo sabía. Yo tenía la botellita detrás del palo y cada tanto ¡chuik! ¡chuik! ¡chuik! Como ese partido no habrá ninguno igual”, le dijo al periodista y escritor Rodolfo Braselli en declaraciones rescatadas por Santiago Tuñez.

En la entrevista que le hizo Vega Onesime tras el encuentro, para la revista El Gráfico, Gatti declaraba:»Pensé en las dificultades que me podía plantear un terreno en esas condiciones. Sabía que debía usar mucho los puños, no salir demasiado a cortar, usar el cuerpo… En fin, todas esas cosas. El correr de los minutos me fue dando la confianza necesaria para resolver las situaciones».

– ¿Consideras que fue el mejor partido de tu vida?, preguntaba VO

– Por la trascendencia, tal vez sí. Yo siempre sostuve que no era arquero sino un jugador más dentro del equipo. Y hoy creo que lo demostré nada menos que en un medio como éste. Para mí lo de esta tarde fue una experiencia extraordinaria, que nunca soñé vivir. Jugar en Europa con semejante nieve, y te digo que recordé muchas charlas que a veces teníamos con Amadeo sobre los arqueros europeos. Hoy me di cuenta por qué son tan simples y directos».

Tal actuación de Gatti había convencido a Menotti que aquel podría ser el arquero titular en el Mundial 78, pero la demanda de la opinión pública reclamaba a Ubaldo Fillol. Las actuaciones formidables de este último, más una lesión en la rodilla que sufrió Gatti jugando para Boca Juniors, terminó inclinando la balanza para que jugara el Pato (un tema que merecería un capítulo aparte).

Pero esas imágenes del Loco se hicieron imborrables y quedó como apodo el León de Kiev.

Una ciudad que en una libre asociación evoca esos recuerdos a la distancia, en un presente tan triste a partir de la guerra desencadenada por Rusia esta semana.

Esa jornada futbolística de hace 44 años, también estuvo rodeada de un clima de angustia en la Argentina. Los medios rumoreaban que el desastroso gobierno de Isabel Perón sumido en la crisis estaba por caer. Y cuatro días después, la siguiente presentación de la albiceleste en Varsovia ante la selección polaca coincidiría con el inicio del último golpe militar en la Argentina, el 24 de marzo de 1976. Una larga noche que se extendió hasta diciembre de 1983 en que retornó al país la democracia.