En medio de las internas que sacudieron al gobierno, y alcanzó altos decibeles con la salida de Economía de Martín Guzmán, el ministro del Interior Wado de Pedro se posicionó «a modo candidato presidencial» en un encuentro llevado a cabo anteayer, organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICP).
Es cierto que hace unos meses se especuló con que el dirigente de La Cámpora sería una alternativa del oficialismo de cara al 2023 -al igual que antes se venía mencionando a Juan Manzur-, pero lo que llamó la atención por estas horas fue el aval que recibió el titular de la cartera política de un sector importante del Circulo Rojo.
«(De Pedro) representa la nueva generación de políticos de la Argentina. No es un joven político, es un político joven que es muy distinto», dijo el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja en un almuerzo realizado en Puerto Madero del que participaron entre otros: Eduardo Eurnekián (Corporación América, Aeropuertos 2000), Gustavo Weiss (Cámara Argentina de la Construcción), Anselmo Gabbi (Bolsa de Comercio), Natalio Grinman (Cámara Argentina de Comercio), el director del Banco Macro, Damián Pozzoli; Miguel Acevedo (UIA), Marcos Pereda (SRA). Jimena Eurnekian (Bodegas de Fin del Mundo), Martín Cabrales (industria del café), Fabián Taraboreli (Grupo Taraboreli), José Urtubey (Celulosa Argentina); así como representantes de Sancor Seguros, HSBC, y Pan American Energy.
Reconocido exponente del establishment, Funes de Rioja agregó que De Pedró «tiene experiencia y gestión», resaltando su perfil de dialoguista con «un futuro que queremos todos para el país». Eduardo Eurnekián tuvo palabras de recepción tan elogiosas como el anterior.
Por su parte, Eduardo Wado De Pedro mostró una cara moderada, que no suele encajar con la imagen del kirchnerismo: «Quiero una argentina que funcione, un Estado que funcione, y quiero discutir con la fuerza opositora para que no rompa», afirmó el funcionario que si bien fue una pieza introducida por CFK -tras la contundente derrota electoral que sacudió al oficialismo en las parlamentarias de octubre pasado- funciona para el presidente Alberto Fernández como un equilibrio frente a las ambiciones de quienes dentro del Frente para al Victoria aspiran a sucederlo.
El ministro del Interior venía de vapulear a Guzmán por su renuncia, sumado su voz al coro que tuvo su tono más agudo en la propia Cristina Fernández de Kirchner quien en su discurso de ayer en El Calafate, paradójicamente, resaltó la figura de De Pedro y la recepción que tuvo entre los empresarios. De todos modos, el perfil de De Pedro es bastante más moderado del de gurkas de su agrupación como Andrés «el Cuervo» Larroque quien a fines de junio le dio partida de defunción a la «fase moderada» de la actual administración.
Hay cuestiones como para atar cabos:
Quien perdió terreno por estas horas en la interna oficialista fue Sergio Massa (sobre quien se había instalado la idea de que podía ser desde jefe de Gabinete hasta armador de un supuesto superministerio de Hacienda) que tiene como aliado en la UIA a Ignacio de Mendiguren a quien propuso para reemplazar al eyectado ministro de Producción Matías Kulfas cuando estalló el llamado Rocca gate por la participación de Techint en el gasoducto Néstor Kirchner, del que ayer CFK dijo que finalmente se abrió la licitación.
Justamente Paolo Rocca (en relación de amor-odio con el gobierno) fue el año pasado el promotor de Funes de Rioja como presidente de la UIA.
«Nosotros no queremos participar en las entidades, queremos gobernabilidad», había deslizado el dueño del grupo Techint quien defendió la flexibilización del cepo al dolar para la industria siderúrgica e hidrocarburífera. La vicepresidenta reclamó de la empresa que haga inversiones en Brasil o en Estados Unidos, en lugar de realizarlas directamente en la Argentina, mientras que la empresa se maneja de acuerdo a ecuaciones económico-financieras.
En esa línea pragmática,también el jueves pasado llegó un respaldo de la Cámara de Industriales Metaúrgicos de Córdoba a la política cambiaria anunciada por la flamante ministra de Economía Silvina Batakis.
«Es necesario que el gobierno y el Banco Central asignen dolares priorizando la producción. Resulta contraproducente para el país que se restrinja el acceso de las empresas al mercado de cambios poniendo en riesgo la producción el empleo y las exportaciones mientras se utilizan dólares escasos para pagos de viajes al exterior, con tarjetas de crédito o formación de activos externos». Y propusieron «un esquema de segmentación en comercio de bienes con tipo de cambio administrado para acumular reservas, siendo que la balanza comercial todavía es positiva».
Esta postura industrialista colisiona con los intereses de la industria sin chimenea que tiene como aliado a Daniel Scioli, reemplazante de Kulfas que había ganado algunos casilleros a expensas de Massa, presidente de la Cámara de Diputados.
El invitado tuvo algunas referencias hacia al sector del campo, bajando un cambio en el discurso del kirchnerismo rancio. «Vengo de cuarta generación de productores agropecuarios. No tengo la misma visión que mis familiares. Entiendo pienso y veo las oportunidades que tiene la Argentina La única discusión que tengo respecto a los dirigentes agropecuarios es que tengo la prioridad de alimentar la mesa de los argentinos. Ustedes también pero hay coyunturas por las que no se pueden hacer las dos cosas a la vez».

Hastío y conflictos
Cerca de Funes de Rioja aseguran que no se trata de un incondicionado aval personal, ni corporativo, ni siquiera a una política económica (con inminentes problemas a resolver con la inflación y las importaciones, pese a la recuperación en algunos segmentos), sino de favorecer una renovación dirigencial y respaldar las convocatorias al diálogo saliendo del estilo de confrontación permanente.
En tal sentido, Cycyp viene de convocar a un evento similar al jefe de Gobierno porteño. Horacio Rodríguez Larreta.
Y justamente de Juntos para el Cambio HRL es quizá el dirigente menos confrontativo y con un perfil desarrollista más acorde a las expectativas de ese sector. Si bien no es un exponente de la nueva política, se trata de alguien que no se identifica con posturas extremas.
De Pedro convocó a Larreta a dialogar.
¿Un giro en el discurso de un dirigente camporista, hijo de padres victimas de la dictadura militar? Quizá una vuelta de tuerca de alguien que lucha contra un problema de disfluencia en un país en el que -decía un vocero del rubro industrial- hay demasiado cansancio con las palabras y los espejitos de colores.