Libertad e independencia de la patria, no es la del individuo; advertía Alberdi

Para el publicista tucumano, tras la liberación del país convalidada en los campos de batalla, aún faltaba la mitad de la obra: que los argentinos sean libres con una Constitución liberal que se cumpla.

Como cada 9 de julio se celebró hoy en la Argentina el día de la Independencia declarada por el Congreso de Tucumán en 1816.

Pero el célebre Juan Bautista Alberdi que había nacido en esa provincia casi seis años antes de esa jornada (y cuyo libro Las Bases sería fuente principal de la Constitución Nacional) aplicaría a dicho evento (la declaración independentista) igual criterio que al 25 de mayo de 1810 (cuando la Primera Junta declaró la libertad de tener autoridades propias dejando de ser virreinato): Eramos libres de España, pero no de quienes nos gobiernan.

«No ha caído un tirano extranjero para dar lugar a un tirano nacional, no ha caído un hombre ha caído un régimen al que un hombre nuevo debe suceder. Si el argentino es tirano, muerte al argentino, si el extranjero está con la libertad, gloria al extranjero. El trono a las ideas, no a las personas, la gloria a las virtudes, no a los hombres», decía Alberdi poniendo esta frase en boca de Hipólito Vieytes los días posteriores a la Revolución.

En Grandes y Pequeños Hombres del Plata Alberdi alertaba: una vez liberados del dominio extranjero ¿quién nos libera de los libertadores? en el siguiente sentido. Los valores que representaban para Sudamérica José de San Martín, O Higgins o Simón Bolivar en la faceta militar eran la de héroes pero cuya labor patriótica se había agotado. Para la vida civil eran necesarios otros valores como,los del comercio, la industria, las artes; el poder desarrollarse sin que las vidas sean absorbidas por el Estado.

El autor de Sistema Económico y Rentístico vivía a escasas cuadras del salón donde se declaró la Independencia. Su padre Salvador Alberdi era un comerciante vasco que enseguida se identificó con la causa patriota y recibió de ese Congreso la carta de ciudadanía. El propio Juan Bautista recordaba cuando estuvo en los brazos de Belgrano cuando el creador de la Bandera cuando en su campaña pasaba por Tucumán. Y luego fue ayudado por caudillos locales como Javier López y Alejandro Heredia; sin embargo al acceder a autores liberales y empezar su formación en el Colegio de Ciencias Morales empezó a pensar sobre la importancia para el país de la institucionalidad y una nueva concepción del poder..

Alberdi reflexionó sobre la libertad como autogobierno

Libres, también, de la «patria libre»

Luego el recorrido del personaje de esta nota es conocido, escribió muy joven una obra Fragmento Preliminar… y participó de la Generación del 37 movimiento intelectual que trataba de pensar el país y que terminó oponiéndose a la dictadura de Juen Manuel de Rosas por lo que sus integrantes tuvieron que emigrar. En al caso de Alberdi lo hizo a Montevideo y especialmente a Valparaíso donde se desarrolló como periodista y abogado.

Empero no se trata en este caso de trazar una biografí,a sino de apuntar a su visión sobre la independencia del país y la persona.

En Las Bases, Alberdi en cuanto a forma de estado defiende la idea de rescatar los antecedentes unitarios y federales para combinarlos, y en cuanto a los derechos (libertad de comerciar,de expresión, de practicar libremente el culto, de petición, etc) rodearlos de un conjunto de garantías para propiciar la llegada masiva de inmigrantes europeos que en su concepción iban a implantar las costumbres propicias para el desarrollo.

En cuanto al tema en cuestión, Alberdi fustigó la hipocresía del patriotismo que «con pretensiones de virtud se vuelve una «simple industria de vivir».

Al poder del gobernante para explorar sus prebendas, JBA oponia el «esfuerzo individual que, movido por el interés o la ambición, creaba empresas construía barcos y ferrocarriles, poblaba los desiertos… Se puede decir con verdad que la sociedad de nuestros días debe al individuo así entendido los progresos de la civilización».

«Solo por el camino de la libertad de pensar y escribir, trabajar, contratar y producir podría levantarse el nuevo edificio social sano y fecundo», expresaba Alberdi, contundente en criticar a quienes dicen vivir en servicio de la Patria, para en realidad servirse de ella.

En definitiva, Alberdi machacó sobre esos conceptos; y en «La Omnipotencia del Estado es la Negación de la Libertad» (discurso en la Facultad de Derecho sobre el que hay un artículo especial en Acreditado) sostuvo que para en los cánones de la libertad de los antiguos «la Patria era libre, pero no el individuo». Este último lo es en un sentido moderno de la libertad.

No libertad para los que ocupan el poder gobernando a otros, sino -agregaba- en el grado de máximo posible de autogobierno.

En esa concepción alberdiana, la libertad y la independencia, no se da solo respecto a los poderes externos, sino también en relación a las propias autoridades que suelen arrogarse representar los intereses del pueblo, o de eventuales mayorías, acusando de elitistas o cipayos a sus críticos. Algo recurrente en tiempos de populismos.

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