Efecto Massa: La morbosa expectativa del repunte argentino

Desde el viernes pasado, la designación de Sergio Massa como superministro (encargado del área de Hacienda) regeneró esa costumbre vernácula de abrir expectativas cuando llega un nombre de peso al elenco de un gobierno.

En la Exposición Rural Argentina que concluye hoy, un dirigente del campo que ocupó una silla importante en la Mesa de Enlace, en diálogo con Acreditado sostuvo que si bien tiene presente las gruesas contradicciones de Massa en el pasado, el sector le abre un crédito sobre todo porque aparece como última valla ante el abismo.

Si bien la relación de los ruralistas con el reemplazado ministro de Agricultura Julián Domínguez no era mala al comienzo, la gestión estaba trabada. «Se agotó en el discurso, pero estaba trabado sobre todo porque el kircherismo duro no le dejaba hacer nada, aunque tampoco el presidente lo ayudó demasiado», agregó el interlocutor.

En el diálogo que mantuvo Massa con el titular de la sociedad rural, Nicolás Pino aquel se comprometió a un próximo encuentro, e insinuó una recomposición del tipo de cambio diferenciado para las exportaciones; sin embargo, deslizó que no se bajarán las retenciones. Habrá que ver.

El mensaje de Pino en la clausura de la Expo en Palermo fue crítico, pero en su círculo confían en que el jefe del Frente Renovador puede tener juego propio algo que -de acuerdo a esa interpretación- no tenían ni Martín Guzmán, ni Silvina Batakis.

Esta última había confiado en Estados Unidos, durante reuniones con el Fondo Monetario Internacional y representantes de firmas como General Motors, Chevrón y Amazón que había un consenso en el gobierno para hacer recortes en el gasto público estatal: («Les pedí a mis ministros que se ajustaran el cinturón y redujeran sus gastos corrientes tras advertir que los número del Estado están en rojo»). Fue horas antes de ser desplazada por W App, mientras estaba de regreso en el avión, algo que desorientó sobre todo a los empresarios norteamericanos a quienes seguramente les vino la imagen de Bananas, aquel film de Woody Allen.

Como contrapeso a semejante papelón, se le sindica a Massa una buena relación con la potencia del Norte (le habría ofrecido a Batakis, ahora titular del Banco Nación que lo acompañe en un próximo viaje). Más allá del vínculo con Rudolph Giuliani (abogado de Donald Trump) algo que más bien no es para mostrar por estas horas, también tiene redes tendidas con sectores infuyentes del sistema bancario y financiero norteamericano, al igual que su socio y amigo, el lobista ex ministro del Interior menemista, José Luis Manzano

Las miradas puestas en Massa como delegado del poder presidencial

En un día soleado y fresco, recorriendo los puestos de radio montados en el predio de la SRA en Palermo, se escuchaba al consultor Orlando Ferreres destacar los números positivos -respecto al dólar y los bonos argentinos con que el mercado había recibido a Massa, mientras diversos analistas políticos volcaban opiniones de las más disimiles: Desde que tiene equipo propio en el haber, hasta en el reverso una altísima imagen negativa ante la opinión pública.

Otro contrapunto que pudo cotejarse fue como punto a favor el perfil productivista del tigrense, mientras del otro lado se objeta que a priori no tendrá el manejo ni del sector energético, ni de las relaciones internacionales.

¿Pero como reconstruir la relación social con un dirigente que amenazó con poner «presos a los ñoquis de la Cámpora» y hace menos de una década se constituyó en el máximo enemigo de Cristina Kirchner para ser una pata del oficialismo?

«Si hablamos de negocios lo que importa son los resultados; el sector privado argentino está acostumbrado a lidiar con este tipo de dirigencia, a los empresarios les alcanza con que le saquen los pies de encima; a titulo personal por supuesto me gustaría vivir en otro tipo de sociedad y no soy peronista, pero la mayoría prefiere que las riendas las maneje un vivo que alguien que tiene la ideología en la cabeza», se sinceró un productor distendido ante un reducido grupo de allegados.

Podría haber dicho «pragmatismo» que si sale bien quema archivos. La picardía criolla como estilo de gobernar, y de ser gobernados.

Figarillo II

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