La llegada de Lula al Palacio de Planalto por tercera vez, se inscribe en este contexto.
El voto popular le fue esquivo a ultraderechistas de distinto talante como Marienne Le Pen en Francia; Jair Bolsonaro (quien no consiguió ser reelecto) en Brasil; al candidato neopinochetista José Antonio Kast en Chile; al outsider Rodolfo Hernández en Colombia; y a los postulantes «negacionistas» cercanos a Donald Trump en las elecciones de medio término en EEUU. En tanto, la «nueva izquierda» busca mostrarse alejada del eje chavista.
«A la hora de los comicios las posturas más extremas fueron derrotadas, parece no decir demasiado, pero vaya que importa; significa que -pese al mundo tan convulsionado en el que vivimos-: las democracias aguantan«, sostiene el profesor del curso Liberales e Iliberales en la Facultad de Derecho de la UBA, José Luis Gargarella, antes de entrar en detalle.
Y luego menciona los casos más salientes, comenzando por Chile donde si bien la compulsa electoral fue en diciembre del 2021, la asunción de Gabriel Boric ocurrió durante el año que acaba de concluir.
Kast -quien cayó derrotado en segunda vuelta- era una figura muy radical que traía el recuerdo del Chile más duro de los tiempos de (Augusto) Pinochet, afirma Gargarella.
Las otros dos resultados claves en Latinoamérica fueron el triunfo de Gustavo Petro en Colombia sobre el excéntrico empresario Rodolfo Hernández (se lo denominaba el «Trump colombiano»), en tanto Luiz Inacio Lula Da Silva en un país del peso continental de Brasil, derrotó al populista de derecha Jair Bolsonaro que no consiguió ser reelecto.

Giro hacia el centro
Ahora bien, que los citados personajes de la derecha radical hayan caído frente a exponentes del ala izquierda, no significó un cheque en blanco para irse al otro extremo.
Lo ocurrido en los tres países sudamericanos mencionados, así parece indicarlo.
En el caso de Boric, la reforma constitucional que el mismo respaldaba recibió un rechazo rotundo de los ciudadanos trasandinos en un plebiscito apenas nueve meses después de asumir el gobierno, su discurso en cierta manera se fue moderando (como pudo advertirse en el reciente homenaje a Patricio Aylwin), hizo cambios en el gabinete, la influencia del Partido Comunista como parte de la coalición que lo llevó a La Moneda es relativa, y no tuvo una actitud pasiva ante la violencia de algunos grupos mapuches.
En el caso de Petro, aggiornó muchas de sus posturas anteriores y lo primero que hizo fue distanciarse del eje chavista; sin guardar críticas -al igual que Boric- hacia Nicolás Maduro.
Finalmente Lula conformó una fórmula con un ex rival como Gerardo Alckim como vicepresidente, recibió el apoyo del centrista ex presidente Fernando Henrique Cardoso, y acaba de nominar un gabinete plural que incluye antiguos adversarios o integrantes de otras fuerzas.
«Hay desencanto con la política tradicional, pero al mismo tiempo la gente no está dispuesta a ir a los extremos», señaló Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano en declaraciones a BBC Mundo.

De Francia a EEUU
En abril el ballotage en Francia concluyó con el triunfo del centrista Emmanuel Macron quien consiguió su segundo mandato tras superar nuevamente a Marine Le Pen, dirigente de tinte autoritario y chauvinista.
En el otro extremo del almanaque, en las elecciones de medio término de noviembre en los EEUU, los aspirantes al Congreso más «trumpistas» y negacionistas (es decir que acompañan a Trump en considerar que Joe Biden fue elegido a la Casa Blanca con fraude) cayeron derrotados. Incluso los republicanos que tuvieron buenos resultados (como el gobernador Ron DeSantis en Florida) se alejaron del estilo y las posturas antidemocráticas del ex presidente.
En las elecciones en Portugal y Suecia se impuso la social democracia, mientras en Holanda formó gobierno una coalición mucho más al centro de lo que se preveía.
Las victorias como premier de Giorgia Meloni y Benjamín Netanyahu en Italia e Israel, respectivamente, serían una excepción a la regla; sin embargo y a pesar de tener ambos posturas de derecha fuertes se mantienen en el juego democrático, con respeto a la división de poderes.
Quizá lo ocurrido en las segundas vueltas en Francia, Brasil y EEUU sea lo más representativo de la situación política actual en relación a las orientaciones ideológicas: En los tres casos, la derecha extrema dio un paso atrás, aunque mantiene un numeroso electorado afín (al punto que llegaron al ballotage); para el centro izquierda y el centro derecha democráticos implica un poco de oxigeno, pero a la vez un desafío a como gestionen el poder, porque nada -y menos en política-, es definitivo.
Segundo Figarillo
