Hoy se cumple una década de la asunción del Papa Francisco, una de esas jornadas en que todo argentino -cualquiera sea su credo o ninguno- recuerda que estaba haciendo.
Existen muchas lecturas y enfoques acerca de su papado, sobre lo que existe consenso es que se trata de un líder religioso ecuménico y reformista de la Iglesia Católica. El alcance de sus reformas es una cuestión debatible, además de estar el escenario abierto.
En este caso, Acreditado se limita a reproducir párrafos salientes de las tres entrevistas que Francisco concedió a medios gráficos nacionales y que fueron publicadas este fin de semana.
Se trata de La Nación, Perfil e Infobae
El Papa con el diario La Nación (entrevista de Elisabetta Piqué)
–La relación con el país fue complicada en estos diez años…
-Los argentinos no somos el premio Nobel de la simplicidad [risas]. O sea, somos especialistas en complicaciones, así que no me extraña eso. Siempre he conocido gente argentina buena que ha venido acá, con la cual he podido dialogar. No sé, yo apuesto a la bondad del pueblo argentino…
– Viaje a la Argentina
-…No pierdan la esperanza. Además, la salvación del país no va a venir de mi viaje. Con gusto voy a ir, “pero (mensaje a los argentinos) pensá un poquito en las cosas que tenés que hacer para que el país vaya adelante”.
Sobre el conflicto bélico por la invasión de Rusia a Ucrania ¿Un viaje suyo a Kiev podría darse?
-Estoy dispuesto a ir a Kiev. Quiero ir a Kiev. Pero con la condición de ir a Moscú. Voy a los dos lugares o a ninguno.
Ideología de género
Siempre distingo lo que es la pastoral con las personas que tienen una orientación sexual diversa, de lo que es la ideología de género. La ideología de género, de todas las colonizaciones ideológicas es la más peligrosa…. Porque diluye las diferencias, y lo más rico de los hombres, de las mujeres y de toda la humanidad es la tensión de las diferencias…

El Papa con diario Perfil (entrevista de Jorge Fontevecchia)
¿A qué atribuye que se lo sindique a usted como peronista?
-Será porque como hombre de gobierno abrí todo el juego. Incluso me acusaban de ser de la institución Guardia de Hierro…porque cuando hubo que pasar la Universidad del Salvador a los laicos, había varios de Guardia de Hierro, yo no tenía la menor idea. Después lo llevaron adelante, a los pocos años tuvieron su conflicto y ahí tuve que poner a una gran mujer liberal, pero una gran mujer, Mecha Terrén, como rectora, quien fue la que equilibró la Universidad del Salvador
-¿Por qué cree que lo califican de peronista?, ¿lo hacen con un sentido peyorativo?
—No tengo idea, quizás por ciertas propuestas sociales, pero me podrían decir socialista. Yo sobre esto hablé mucho con Clelia Iscaro, la hermana del político. Ella venía a verme al arzobispado a pedirme plata para “Nuestra Palabra” y yo se la daba y se quedaba charlando… recontra izquierdista, pero una gran mujer. Como otras mujeres políticas, como Alicia Moreau, por ejemplo, que también la conocí.
El radicalismo tenía con la Iglesia una relación distinta de la que tenía el peronismo…Más agnóstica, por decirlo así.
—Más agnóstica, más liberal, incluso a veces anticlerical en algunos casos.
—Ahí iba.
—Ahí entran también las ayudas económicas. Siempre les digo a los curas: “Tené cuidado cuando los gobiernos te ayudan demasiado”.
. -¿Para ser un mal cristiano es mejor ser ateo?
—Mal ateo o buen ateo, hay que ser buena persona. Es verdad que el escándalo de los malos cristianos hace tanto daño.
—…Para ser un mal cristiano es preferible ser un buen ateo, ¿así sería…?
—Si me traen un buen ateo y un mal cristiano, les digo: “vení conmigo y charlemos” Si me traen un mal cristiano, le digo: “tenés que cambiar de vida y lo reto”. A un buen ateo le hablo, trato de ponerme de acuerdo en camino a seguir juntos, lo cual no quiere decir que lo convenza, pero caminemos juntos. Un mal cristiano tiene que cambiar de vida. La conversión de las conductas, la hipocresía es una de las cosas que a Jesús más le daba…o si estafan; o, por ejemplo, con el personal de servicio: cristianos que van a misa todos los domingos y no le pagan lo justo….Un ejemplo chiquito, pero la incoherencia del mal cristiano es escandalosa, la armonía de la buena voluntad de un ateo no escandaliza, “¡qué buen hombre! lástima que no crea”.
—Hace varios años, pudo reconstruir una relación con la actual vicepresidenta, Cristina Kirchner, ¿cómo evolucionó ese vínculo a lo largo de los años?
—Formal, vino aquí oficialmente dos veces. Una vez para mi asunción, otra vez ya para una audiencia que pidió, y una tercera vez, pero muy de paso, la recibí en el saloncito de acá, pero un saludo no más. Pero sí, ella me siguió en todas las visitas que hacía a los países latinoamericanos. No es una mala relación, es educada y formal.
—¿Hubo con el actual gobierno de Alberto Fernández alguna decepción por haber legalizado el aborto, o alguna expectativa previa de su parte de que no lo legalizara?
—No, nunca me metí en eso de la ley del aborto, porque en el fondo concibo que hay una mala concepción de la realidad. Yo sobre el aborto pienso esto y soy muy clarito, cualquier libro de embriología, te dice que a los 30 días de la concepción ya están diseñados todos los órganos allí y que está el DNA clarísimo, por lo tanto hay vida humana, no digo si hay personas
Hebe de Bonafini
Hablé por teléfono hasta una semana antes de morir. Cuando había dejado el hospital, que después volvió y murió… la respeto, que a veces se pasaron de rosca, no lo sé, que a veces tiene ideologías comunistas, no lo sé. Yo veo una madre que sufrió y soy pastor… Ella vino a verme una vez, me dijo por teléfono: “Yo me quiero confesar con vos” Le digo: “Me voy a desmayar, Hebe”. Vino, estuvo genial la vieja, un encanto ese diálogo. Y después me dice: “ahí me están esperando los periodistas pongámonos de acuerdo». «Sí, decí lo que quieras, confío en vos, vamos a decir la verdad” Y salió afuera y se despachó como era ella. Yo la respeto. Como a toda madre, a quienes le torturaron y mataron un hijo.
¿Va a venir a la Argentina?
—Mi voluntad es esa, espero que lo pueda hacer.
—Un mensaje a los argentinos al cumplirse los diez años de su papado.
—Quiero agradecer a mi pueblo…. Yo soy argentino, educado por el pueblo argentino, con su riqueza y sus contradicciones, heredé todo, hijo de inmigrantes, pero argentino de alma y y toda mi educación en la escuela pública, toda menos 6º grado, que fue cuando mamá, después del último parto quedó mal y tuvo que estar en cama mucho tiempo. Entonces a los tres mayores nos pusieron en un internado salesiano un año…en Ramos Mejía, después seguí en la escuela pública en la calle Varela.. Recuerdo, visité a mi primera maestra hasta que murió a los 90 y tantos años… Era una cultura la escuela pública…Y la universidad la empecé también en la pública, pero ya entré al seminario, o sea que toda mi educación se la debo a Argentina, a la escuela pública argentina, a la sociedad argentina, a mis padres, a mi familia migrante que se enraizó incluso políticamente en la sociedad argentina. Estoy muy agradecido a Buenos Aires, a la Argentina. Es mi patria.

El Papa con el portal Infobae (entrevista de Daniel Hadad)
Sobre la homosexualidad
Dije tres cosas sobre las personas de tendencia homosexual. Una en Brasil…í: “Si una persona de tendencia homosexual es honesta y busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarla?”. En el viaje de vuelta de Irlanda me preguntaron, y dije: “Yo les pido a los padres que si tienen un hijo con tendencia homosexual, o una hija, que los tengan en su casa. [Que] No los echen como castigo. Que los acompañen”. La tercera fue en la entrevista con Associated Press donde hablé de la criminalización. La criminalización es un problema serio: hay alrededor de 30 países que de uno u otro modo tienen criminalizado esto. Y casi 10, con la pena de muerte. Casi 10…La gran respuesta la dio Jesús: todos adentro….
–¿La existencia de sacerdotes con la posibilidad de estar casados, como hay en otras iglesias, podría colaborar para que más gente se sume al sacerdocio?
—No creo. De hecho en la iglesia católica hay sacerdotes casados: todo el rito oriental es casado. Todo..Acá en la Curia tenemos uno —hoy mismo me lo crucé— que tiene su señora, su hijo. No hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar. El celibato en la iglesia occidental es una prescripción temporal: no sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido; no es eterna como la ordenación sacerdotal, que es para siempre, te guste o no te guste. Que dejes o no dejes es otro tema, pero es para siempre. En cambio el celibato es una disciplina.
—O sea que podría revisarse.
—Sí. Sí. De hecho todos los de la iglesia oriental están casados. O los que quieren. Ahí hacen una opción. Antes de la ordenación la opción por casarse o por ser célibes.
El periodista menciona una dura afirmación de Julián Herranz (el cardenal más veterano del Vaticano). “He trabajado para seis papas y todos han sido criticados. De los seis pontífices quizás el diablo se ha cebado con dos, con Pablo VI y con Francisco. Siempre para dividir a la iglesia y obstaculizar la difusión del evangelio.” ¿Qué siente frente a esto?
—Herranz tiene experiencia. Herranz es médico, después entró en el Opus Dei, se ordenó sacerdote. Tiene 92 años. El otro día me escribió una carta muy simpática. Soy muy cercano a Herranz, muy amigo. No sabía que había dicho esto alguna vez. No puedo juzgar si es verdad o no. Pero a veces hay sí resistencias pero de las malas. No las buenas. Porque la resistencia buena es que si yo hago un proyecto bueno, veamos un poco, que se discuta. La resistencia mala es la que se discute por acá y se va por atrás buscando la traición también. Pero no soy ingenuo no les hago caso.
–¿Cuántas horas duerme por día?
—Seis. De 10 a 4. Después del almuerzo, una media horita.
—¿No usa teléfono celular?
—Nunca lo tuve.. Cuando me hicieron obispo me regalaron uno, en el [año] 94, 92. En aquel momento era un zapato. Yo dije “Esto jamás lo voy a usar”. “Bueno, hacé una llamada”. Ahí, delante del que me lo regaló, llamé a mi hermana: “¿Cómo te va?”. ¡Pum!, corté. Se lo devolví. Y nunca más…Eso sí, reconozco que mis secretarios tienen celular.
—No ve Twitter, Instagram, Facebook.
—No, ese mundo no.
—Pero alguien le cuenta.
—Sí, sí, estoy al día. Y escribo a mano.
—¿Cómo es eso?
—Cuando estudiaba en Alemania me compré una máquina de escribir por 45 marcos… le tomé cariño…La llevé a Buenos Aires cuando volví y la usé hasta que vine para acá, y ahí quedó.
—¿Y un mail cómo lo manda?
—A mano.
—Pero se lo da a alguien.
—Y se lo doy al secretario y él lo manda. Sí, todo a mano. Ojo, no quiero decir que es mejor que lo otro, no. Es un límite que tengo, una incapacidad, vamos a decir.
—¿Cuándo fue la última vez que tomó vacaciones?
—En el [año] 75. A ver, que me estoy perdiendo…En el 76 cayó Isabel [Perón] ¿no?
—Sí, el 24 de marzo.
—Estaba en Mar del Plata preparando la mudanza de la Curia provincial a San Miguel. Y justo se hizo el 24 de marzo, la mudanza. Me quedé en casa. Y ahí le tomé el gusto a otro tipo de vacaciones. Leer más, escuchar música, rezar más, descansar más. Ese estilo me terminó gustando. Y es el que repito siempre.
-¿Por qué lo ven a usted como una persona que no está a favor del capitalismo?
—Son preconceptos ideológicos que califican a la persona antes de escucharla… El que dio un paso más grande en el capitalismo fue Juan Pablo II, que habló de economía social de mercado. El capitalismo de mercado lo matizó como algo lícito, no malo en si mismo. El opuesto sería el comunismo despersonalizante. Ambos son despersonalizantes, pero una economía de mercado social —esa palabrita, social, que le puso J P II— creo que es la que se adecúa al pensamiento de la iglesia.
-La situación en Nicaragua (donde el obispo prefirió quedar en prisión que la emigración forzosa que dispuso el gobierno)
– Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige [Daniel Ortega]. Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera a traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35…Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas. Guarangas.
